La exitosa operación internacional conjunta en que participaron a tres bandas Estados Unidos, Ecuador y Colombia, demuestra que la alianza multinacional es la mejor forma de combatir el terrorismo, el narcotráfico y la delincuencia organizada; factores en los que de sobra por anómala connotación, las FARC tienen grandes acciones.

Corresponde  a la inteligencia militar determinar cuál era la razón de la presencia del terrorista en el vecino país, y articular con las autoridades ecuatorianas una guerra sin cuartel contra las estructuras clandestinas de apoyo logístico, que desde hace más de una década ha organizado dicha agrupación guerrillera en el Ecuador, y que le ha permitido el oxígeno necesario para cruzar la frontera y burlar la persecución de las autoridades colombianas.

Este golpe, sumado a las capturas de “Hugo” y otros cabecillas, así como las bajas en combate de importantes cuadros delictivos, obligarán a las FARC a una reunión del autodenominado estado mayor central, para replantear la actitud frente al gobierno de Uribe; en especial el canje de militares y dirigentes políticos secuestrados por terroristas presos. Difícil tarea  le llega  a la comisión de conciliación, pues ante la captura de Trinidad, las FARC van a endurecer la posición frente al intercambio humanitario.

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El reto para las fuerzas militares, en particular el ejército, es golpear el corazón estratégico del mencionado grupo guerrillero, ablandar su tercas posiciones políticas por medio de acciones militares contundentes. Y el del gobierno nacional en su conjunto, mantener en alto la bandera de respaldo a la acción armada, pero con participación y comprometimiento total de todos los ministerios, gobernadores, alcaldes, en la búsqueda de la paz, el anulamiento político de las FARC y el subrepticio movimiento bolivariano clandestino.

Igual lectura tiene este mensaje para el Brasil. Sin duda el gobierno ecuatoriano se ha anotado un home run de ligas mayores y ha ganado la confianza total de Washington con este espaldarazo al gobierno colombiano.

Crnel. Luis A. Villamarín Pulido
Bogotá, Colombia

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