Parece que el final de la huelga de la educación trae más de lo mismo: nuevos incrementos salariales a cambio de simple retórica sobre mejoras en el sistema. Una nueva oportunidad perdida para mejorar salarios (muy justificado y noble… aunque debemos saber que los maestros ganan en promedio 550 dólares al mes y llegarán a cerca de 670 en el 2004, bastante más que muchos ecuatorianos) en el marco de una reorganización profunda del sistema. Deberíamos poner fechas a los aumentos salariales a cambio de acciones concretas: redistribución geográfica de los profesores en función del número de niños, asignación presupuestaria a las escuelas tomando como base a los alumnos existentes y potenciales, sistemas de control de asistencia de los maestros, capacitación, y sobre todo, descentralización, etc.

Ojalá, más allá de los acuerdos, se logren avances.

Siguen las discusiones sobre el tema eléctrico. Cada dos meses se anuncian nuevos estudios que muestran la viabilidad de bajar las tarifas y ahora se dice  que eso sería factible en 2004 (probablemente en el segundo semestre). Este proceso puede ser inmediato si empezamos por una decisión concreta: cambiar el sistema de tarifación marginal. Este problema es sencillo. Hay ciertos momentos del año (casi la mitad) en que utilizamos generadores térmicos cuyos costos están entre 5 y 10 centavos el kw/h. Naturalmente nosotros, como consumidores, pagamos esa cantidad para que puedan funcionar y abastecernos. Pero en ese mismo momento pagamos esa misma tarifa a los generadores hidroeléctricos cuyos costos son del orden de 2 centavos, es decir que esas empresas (sobre todo Hidropaute) se llenan de efectivo a costa de los consumidores. En un mercado competitivo eso es sano porque incentiva la eficiencia y la competencia, en un sistema monopolista estatal eso es absurdo. ¿A quien afectaría el cambio? Por supuesto a Hidropaute que, de modificarse el sistema, ya no tendría los recursos para construir directamente Mazar. Bueno, habrá que hacerlo vía inversionistas privados que aporten capital y deuda. En un instante se pueden bajar las tarifas.

Esto adicionalmente al resto de acciones imprescindibles: mantener el fideicomiso que está presionando las distribuidoras hacia la eficiencia y el cobro de cartera, y abrir el sistema a la participación privada (aunque sea solo inicialmente en la administración de las distribuidoras).

La sempiterna pregunta a los ciudadanos sobre su percepción del año 2004. En promedio las opiniones son más bien positivas.

Pero como sociedad es terrible la frase que siempre acompaña a esos pronósticos: “Si el Gobierno nos apoya... ”. “Si el Presidente hace tal o cual cosa... ”. Es terrible porque tenemos un Gobierno bastante inactivo, pero sobre todo, porque demuestra el tipo de sociedad en que vivimos: tan pedigüeña, tan esperanzada en los gobiernos en lugar de la iniciativa personal… aunque tal vez sea una estrategia más bien inteligente de los ciudadanos: íntimamente saben que la vida la pelea cada uno, y así es como actúan, por eso vemos extraordinarios esfuerzos en tantos ámbitos, pero “por si acaso resulte” levantan los ojos hacia el Gobierno… ¡pero no es culturalmente lo más sano!