La suerte de millones de inmigrantes indocumentados en EE.UU. la decidirá el Congreso.

El  Congreso de los EE.UU. deberá convertir en ley la propuesta del presidente George W. Bush para regularizar la situación de miles de indocumentados  en el país.

Bush anunció el miércoles medidas para resolver el problema inmigratorio, lo que causó reacciones contrapuestas en toda la sociedad.

En lo que se considera como la primera reforma importante desde 1988, el Presidente de EE.UU. propuso conceder visados temporales de tres años a indocumentados que estén trabajando en el país.

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Según los analistas, el ambiente de campaña y las fuertes reacciones, de apoyo y rechazo, no auguran una aprobación este año.

El representante republicano Chris Cannon dijo que el plan es un buen primer paso y la tarea de elaborar los pormenores recaerá en el Congreso.

“Está muy claro que la Casa Blanca nos está entregando los principios para que elaboremos un proyecto de ley. Me entusiasma la idea de que podamos resolver esto muy pronto”, dijo Cannon, quien ha patrocinado un proyecto para ayudar a estudiantes indocumentados.

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Dudas
Una de las interrogantes que el Congreso deberá resolver es el valor que pagará el indocumentado  por las cuotas de inscripción, cuántas veces podrían renovarse y exactamente a cuántos beneficiaría.

El plan migratorio de Bush tampoco aclara qué opciones tendrían los indocumentados para pasar de simples trabajadores temporales a residentes permanentes.

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Una propuesta electoral
El debate que generará la iniciativa de Bush amenaza fracturar a los republicanos, según admitió un alto miembro de ese partido en declaraciones a la cadena de televisión CNN.

“Podría dividir nuestra base. No creo que tengamos los votos en el lado republicano”, señaló en un reflejo de las reacciones contrapuestas de elementos conservadores y liberales en ese partido.

Un legislador demócrata manifestó a CNN que habrá un apoyo considerable de ese partido a la reforma inmigratoria, pero este no será unánime.

Cualquiera que sea la actitud de los legisladores, esta tendrá que tomar en cuenta la posición de los propios sectores afectados, la mayoría de ellos hispanos, así como de los trabajadores sindicalizados.

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John Sweeney, presidente de AFL-CIO, la principal agrupación sindical del país, dijo que la propuesta es una “promesa vacua” no solo para los extranjeros sino también para los estadounidenses.

“Crea una subclase permanente de trabajadores que no podrán participar en la democracia. Profundiza el peligro de abuso y explotación y socava las protecciones salariales y laborales”, añadió.

Una reacción similar tuvo el legislador demócrata Steny Hoyer, para quien “la vaga propuesta del Presidente es una maniobra política que solo ofrece falsas esperanzas a inmigrantes indocumentados”.

Patrick Leahy, el demócrata de más alto nivel en el Comité de Asuntos Judiciales del Senado, manifestó que el Presidente presentó al Congreso “un documento político concebido simplemente con el fin de promover sus perspectivas de reelección”.

Pero la Cámara de Comercio de EE.UU., portavoz principal del sector empresarial, indicó que es una buena oportunidad para avanzar y poner en práctica una reforma inmigratoria “inteligente e integral”.

Según Randel Johnson, vicepresidente para asuntos laborales y de inmigración de la Cámara de Comercio, es necesario ajustar la situación de los trabajadores indocumentados porque son vitales en la economía.

La propuesta del presidente recibió una respuesta mayoritariamente fría; unos dicen que es demasiado permisiva, otros la consideran una simple maniobra electoral.

Reacciones
Colombia
Congresistas colombianos rechazaron la  propuesta migratoria lanzada el miércoles por el presidente Bush, al calificarla como “oportunista” política y electoralmente, y  advirtieron que dicho programa perjudicará a los futuros inmigrantes hispanos.

México
El gobierno mexicano dijo que trabajará con los legisladores estadounidenses para asegurar que la propuesta inmigratoria se plasme en leyes que favorezcan a entre 5 y 8 millones de inmigrantes mexicanos indocumentados, es decir el mayor número en Estados Unidos.

Tras hablar con Bush por teléfono, Vicente Fox elogió la propuesta aunque en un comunicado oficial  dijo que el plan está “más abajo de nuestras expectativas”.

Honduras
El presidente hondureño Ricardo Maduro abogó porque la iniciativa de legalizar a millones de inmigrantes sea la puerta para lograr un estatus de residencia permanente en Estados Unidos.