Analistas creen que el sistema debe fortalecerse con las reformas: tributaria, laboral y aduanera.
Los altos precios del petróleo y el repunte de las remesas de los migrantes son dos de los puntales que sostienen la dolarización. A cuatro años del anuncio oficial de que el país adoptaría una nueva moneda (por parte de Jamil Mahuad, el 9 de enero del 2000), ambos rubros muestran niveles récord.
El crudo, que en la época de la crisis (1998 y 1999) registró valores de entre 9,2 y 15,5 por barril, se ha recuperado hasta llegar a un promedio de 22 entre el 2000 y 2003.
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Ese excedente ha servido para compensar la progresiva caída de la producción y exportación petroleras.
Las remesas también crecieron. El total pasó de 902 millones, en 1998, a 1.432 millones en el 2002. Para el 2003, el Banco Central espera superar los 1.500 millones.
“La coyuntura ha mantenido a la dolarización”, indicó Jaime Carrera, secretario del Observatorio de Política Fiscal de las Naciones Unidas.
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El ministro de Economía, Mauricio Pozo, destacó la mejoría de los indicadores macroeconómicos, aunque advirtió que la dolarización está en nueva fase, en la que los cambios estructurales del Estado se hacen necesarios.
“(El esquema) está fortaleciéndose. No es un sistema al que se llegó y se quedó ahí. Se lo debe ir apuntalando”, dijo.
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Carrera advirtió, no obstante, que los problemas estructurales persisten. Entre 1993 y el 2003, la producción petrolera bajó de 125,4 millones de barriles a 122,4 millones anuales. “El sector petrolero retrocede y el gasto primario (salarios) se mantiene”, manifestó.
El Frente Económico insiste en que las acciones para “apuntalar” el modelo están incluidas entre los compromisos acordados con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que deberá ejecutarse este año. Entre ellas están las reformas tributaria, laboral y aduanera.
Pero las organizaciones sociales cuestionan los resultados de la dolarización y exigen mayores sueldos, pues los precios, desde el 2000, se dispararon a niveles internacionales.
El argumento de Pozo es que la inflación anual bajó a un dígito (6,07%) y la remuneración promedio del sector privado pasó entre el 2000 y el 2003, de 67,7 a 148,6.
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Rafael Correa, investigador de la Universidad San Francisco de Quito, cuestionó la justificación oficial. “Si la dolarización se mantiene es porque se ha financiado con fenómenos que no dependen de nosotros (remesas y precio del crudo). Habrá que ver qué hace el Gobierno cuando no haya esos ingresos”, acotó.