El cine argentino cosechó 115 premios internacionales en el 2003, récord para una cinematografía cuyo principal atractivo es la variedad de puntos de vista y su libertad expresiva.

La industria cinematográfica argentina ya tuvo un buen 2002, cuando se alzó con 76 galardones, pero este año arrasó en los 56 certámenes internacionales en los que participó.

“El cine argentino gusta tanto afuera porque es un cine muy libre, independiente de los grandes productores, y fruto de una generación de jóvenes directores que traen un discurso renovador”, dijo el director de Asuntos Internacionales del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), Víctor Bassuk.

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Las grandes premiadas fueron Raymundo, Cleopatra, Ana y los otros, Un oso rojo e Historias mínimas.