Según las proyecciones oficiales norteamericanas más recientes, los inmigrantes clandestinos en Estados Unidos eran al menos 7 millones de personas en el año 2000, y se acercan ahora a los 8 o 9 millones, con inmigrantes que desde hace más de una década llegan a un ritmo de al menos 35.000 por año.
Pero según otras estimaciones no oficiales, el número de inmigrantes podría ser de 12 a 14 millones.
Los indocumentados, que representan oficialmente más del 3% de la población de Estados Unidos, son en su gran mayoría latinoamericanos y constituyen una fuente de mano de obra barata, que se ha vuelto casi indispensable para el funcionamiento de ciertos sectores industriales (distribución, limpieza) y también de la agricultura.
Entre los "clandestinos", los mexicanos, que comparten 2.500 de frontera, son la mayoría. Según el servicio federal de ciudadanía e inmigración (Uscis, ex-INS) eran 4,8 millones en el 2000, es decir 69% de los "clandestinos".
Los ciudadanos de otros cinco países latinoamericanos le siguen en la lista: El Salvador (189.000), Guatemala (144.000), Colombia (141.000), Honduras (138.000) y Ecuador (115.000). Siguen República Dominicana (91.000), Brasil (77.000) y Perú (61.000).
Los indocumentados asiáticos más numerosos vienen de China (115.000 el año 2000), Filipinas (85.000), India (70.000) y Corea del Sur (55.000).
Otros dos países aportaron también importantes contingentes de clandestinos en el 2000: Haití (76.000) y Canadá (47.000).
Según las proyecciones de la USCIS, cerca de tres cuartos de indocumentados están concentrados en siete Estados: California, Texas, Nueva York, Illinois, Florida, Arizona y Georgia.