La Loya Yirga de Afganistán aprobó ayer, poco más de dos años después de la caída del régimen integrista islámico de los talibán, la nueva Constitución, que debe permitir al país celebrar las primeras elecciones democráticas de su historia antes de seis meses.

A petición del presidente de la Gran Asamblea, Sebghatulah Muyadadi, la inmensa mayoría de los 502 delegados se puso de pie en silencio para aprobar el último texto acordado por los líderes políticos del país.

El sistema presidencialista fuerte, exigido por el mandatario transitorio, Hamid Karzai, consta en el texto, pero el gobierno tendrá dos vicepresidencias y el Parlamento podrá vetar determinadas decisiones del Ejecutivo, como concesión a los que querían un “equilibrio” de poderes.

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También habrá una comisión delegada encargada de supervisar el desarrollo constitucional, pero no existirá la figura del primer ministro, que Karzai se negó a admitir, pues habría mermado el poder presidencial.