El gobierno colombiano dio cuenta en el 2003 de una baja significativa de los indicadores de violencia, de la mano de una mejora de las acciones ofensivas contra los grupos armados ilegales.
 
Los homicidios el año pasado fueron 22.969 frente a los 28.837 que se registraron el 2002, lo que representa una baja del 20%, según datos entregados por el Ministerio de Defensa.
 
Aunque la tasa de asesinatos fue de 52 por cada 100.000 habitantes, la más baja desde 1987, sigue siendo superior a los promedios internacionales, por lo cual el gobierno continuará empeñado en reducir los homicidios.
 
Los secuestros también experimentaron una sorprendente baja del 32%, desde 2.986 en el 2002 a 2.043 el año pasado.
 
Las autoridades atribuyeron este descenso, en parte, a la mejora de la seguridad en las carreteras donde antes las guerrillas realizaban frecuentes plagios masivos.
 
Esto crea un ambiente de mayor y creciente optimismo que tenemos en el pueblo colombiano, dijo el martes el ministro de Defensa, Jorge Alberto Uribe, a la Radio W.
 
También los actos de terrorismo bajaron a 846 en el 2003 frente a los 1.645 del año antepasado, una caída del 49%.
 
Aunque en febrero pasado se registró el mayor atentado en Bogotá en décadas, cuando un carro bomba atribuido a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) causó la muerte a 36 personas y heridas a más de 160 en un exclusivo club social.
 
En cuanto a los ataques a la infraestructura energética hubo situaciones encontradas. Mientras la voladura de oleoductos ascendió a 170 casos el año pasado frente a los 72 del 2002, los atentados contras torres de energía eléctrica cayeron a 326 respecto a 483, en los mismos períodos comparados.
 
Según las autoridades, el auge de los ataques a oleoductos obedeció a una escalada de las FARC en el país, cerca de la frontera con Ecuador.
 
Las guerrillas de las FARC, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otros grupos menores fueron golpeados con 1.919   bajas o muertos en combates, un aumento del 14% respecto al 2002.
 
También las capturas de rebeldes llegaron a 6.967, un auge del 85% respecto al año pasado. En el 2003, las autoridades implementaron una política de detenciones masivas de supuestos auxiliadores de las guerrillas, la cual ha sido muy criticada por activistas de derechos humanos.
 
Los grupos paramilitares -algunos de los cuales formalizaron sus negociaciones de paz con el gobierno el año pasado-, sufrieron 3.166 detenciones de sus miembros en el 2003, respecto a las 1.356 del 2002.
 
En cuanto a las llamadas   bajas de paramilitares, el Ministerio de Defensa dio cuenta de 346, es decir un incremento del 85%.
 
Los desmovilizados de los distintos grupos armados sumaron 3.580 personas.
 
El narcotráfico, en el país que produce más cocaína del mundo, también sufrió golpes de la fuerza pública, cuya importancia radica en que la industria de la droga es considerada como el   combustible del conflicto armado.
 
Durante el 2003 fueron fumigadas 132.817 hectáreas de coca y 2.995 hectáreas de amapola. También se decomisaron 114 toneladas de cocaína (un aumento del 20%), 33,5 toneladas de base de coca (un incremento del 46%), 485 kilos de heroína, 1.974 millones de galones de insumos líquidos y 3.243 toneladas de insumos sólidos.
 
También a los narcotraficantes se les incautaron 567 vehículos, 164 embarcaciones y 13 aeronaves. Además, durante el 2003 se destruyeron 1.432 laboratorios para el procesamiento de drogas y se inhabilitaron 10 pistas ilegales.
 
Desde la llegada del presidente Álvaro Uribe al poder en agosto de 2002, se ha aumentado el tamaño y presencia de la fuerza pública en todo el país.