Lenin Pillajo llegó ayer con 35 minutos de retraso a su clase en el colegio Mejía, después de siete semanas de vacaciones forzadas por el paro del magisterio.

Durante la huelga, Lenin, alumno de quinto curso, se acostumbró a dormir hasta las 08h00. Por esa razón, le costó trabajo despertarse a las 05h00 para llegar a tiempo al colegio.

Al igual que Lenin, en el Mejía muchos estudiantes llegaron atrasados. Miguel Caiza explicó que durante el paro, que duró 43 días, los alumnos perdieron el ritmo de estudios, por lo que muchos llegaron después de las 07h00.

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Los retrasos perjudican a los jóvenes en sus calificaciones en conducta.

En el colegio 24 de Mayo también los retrasos superaron el promedio normal. María Alicia Vinueza, de cuarto curso, aseguró que volver a las aulas resultó difícil, al tiempo que dijo oponerse a la posibilidad de asistir a clases los sábados, como propone el Ministerio de Educación, para recuperar el tiempo perdido.

Ivette Quiroz, del tercer curso del colegio Manuela Cañizares, también se opone a recibir clases los fines de semana. “Deben buscar otra solución”, dijo.

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Ángel Riofrío, del Mejía, duda que el tiempo perdido se recupere. Asegura que luego del anterior paro (mayo y junio de 2003), nunca hubo una compensación.