El ex secretario de Planificación de la Presidencia y miembro del movimiento Pachakutik, Augusto Barrera, dijo en una entrevista con este Diario que los objetivos de los diálogos nacionales en el 2003 no se cumplieron totalmente.

Pregunta: ¿Cuál es su análisis sobre los tres diálogos nacionales que realizó la Secretaría de Planificación y Diálogo Social que usted lideró?
Respuesta:
Siempre defendí tres tipos de utilidades del Diálogo. La primera es que algunas cosas que salieron como acuerdos pudieron materializarse en acciones directamente desde los ministerios. Por ejemplo en el caso del de Agricultura, el tema que salió claro del diálogo fue el plan nacional de legalización y titularización de tierras.

P: Estos son avances puntuales ¿Por qué no los hubo en la concreción de la reforma política, gobernabilidad y descentralización, los cuales, según el régimen, fueron los objetivos de los diálogos?
R:
Gran parte de los insumos que se produjeron para el plan nacional de descentralización fueron parte de las discusiones, lo mismo que las reformas que fueron sugeridas en relación con el sistema anticorrupción. El plan que realizó la Comisión fue bastante bueno. De ahí a que ese plan sea ejecutado por el Gobierno hay una gran diferencia.

P: ¿De quién dependía concretar estos proyectos?
R:
El factor fundamental era la voluntad política del Presidente que no la tenía porque hubo un proceso sistemático de debilitamiento de la Secretaría en el proceso de diálogo. Ahora se ha hecho pública la problemática de planificación, antes este conflicto que había entre la Vicepresidencia y Odeplan también implicaba a la Secretaría de Diálogo. Incluso hubo ministros que nunca fueron a un diálogo.

P: ¿Cuál fue entonces el verdadero compromiso del Gobierno al no presionar para que el Gabinete participe?
R:
En todas las sesiones de gabinete insistí sobre esto. Tuve reuniones con cada uno de los ministros.

P: ¿Cómo se pudo proponer un diálogo si Pachakutik y Sociedad Patriótica no lo tenían?
R:
El diálogo no se planteó como un criterio que pasaba por un diálogo de actores políticos. El diseño del proceso era tener un acuerdo social consistente para forzar a un diálogo político y establecer acuerdos mínimos sobre elementos que fueron construidos desde la sociedad civil.

P: ¿Los diálogos quedaron solo en discurso y en gasto innecesario de recursos?
R:
En términos de recursos no se tiene idea el escaso nivel de inversión que eso supuso comparado con el altísimo nivel de conflictividad social y política que se vive.

P: ¿Hubo falta de planificación en los temas que no permitió concretar el discurso o fue inmadurez política?
R:
No. La función específica de planificación directa de los ministerios y del Estado estaba concentrada en el Odeplan, que es una función sobre la cual yo nunca tuve ningún tipo de autoridad si no el Vicepresidente. La idea era viabilizar una agenda política.

P: La cual nunca se realizó.
R:
Esa es la frustración, nunca pudo materializarse.

P: ¿Faltó voluntad política de los ex ministros de Pachakutik?
R:
No dudo que haya muchos errores pero debo reconocer que se intentó actuar con una lógica de un proyecto por el cual la gente votó.

P: El Gobierno no recogió ninguna propuesta de los diálogos nacionales ¿Sirvieron de algo sus buenas intenciones?
R:
Hubo cambios interesantes a nivel social. El balance tiene un componente fuerte de frustración sin duda, sería iluso reivindicar posiciones porque la experiencia dejó un saldo negativo.