P: Ingeniero, ¿cómo debe entender el país que usted apoye a un presidente que lo calificó como “el político más nefasto de los últimos 25 años”?
R: Tuvo su respuesta e inmediatamente vino la disculpa pública. Más no puedo hacer. No querrá usted -más allá de que me dicen prepotente- que coja mi revólver y vaya a pegarle un tiro.

P:  En el caso de Rodrigo Fierro, que escribió un artículo contra usted, no procedió igual...
R: ¿Qué podía hacer, entonces? Usar el único recurso que me da la ley: plantear un juicio. Y mire usted cómo la prensa ha escandalizado. ¡Ah, la libertad de expresión es intocable! ¿Y para los agraviados, no hay derecho a la libertad de expresión? ¿Pueden decirle a usted “ave de rapiña, responsable de la crisis financiera del país” y otras barbaridades, y quedarse callado? No, por favor. Y cuando uno ejerce el derecho de defenderse civilizadamente, muchos gritan: “¡Miren cómo los socialcristianos controlan la justicia!”. No tengo el gusto de conocer al primer juez que juzgó a Fierro. Luego  el fallo lo ratificó una sala de tres jueces, que tampoco conozco. Sé que la preside el doctor (Fernando) Casares, quien fue Fiscal General de la Nación cuando yo me negué a publicar en el Registro Oficial la amnistía que le dio el Congreso al general Frank Vargas Pazzos, y Casares ordenó su publicación. Ya son cuatro jueces y siguen haciendo escándalo. Lea usted El Comercio: todo es el doctor Fierro. Aparecen el mismo día cinco artículos en mi contra, los contesto y se demoran diez días en publicar una carta.

P: Una es la opinión de una persona que escribe ocasionalmente en una columna y otra es la posición editorial de un diario sobre determinado tema.
R: Sí, pero qué coincidencia que, salvo honrosas excepciones, todos los que escriben en ese diario están en mi contra. Ese es el problema de la prensa: ustedes creen que hacen opinión.

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P: Nosotros informamos sobre la realidad y determinadas personas escriben su opinión sobre los hechos que les parecen relevantes.
R: Seamos claros, por favor. Se publica lo que el director del periódico quiere que se publique. A mí usted no me venga con gato encerrado, yo puedo ser su papá, en edad. Y he luchado y me he enfrentado a la prensa toda mi vida. Y sobre este tópico mejor ni hablemos porque vamos a interrumpir esta conversación (sonríe y enciende el tercer cigarrillo desde que inició la entrevista).

P: Usted es intolerante con la prensa...
R: No. Lo que pasa es que no me dejo.

P: Pero información y opinión no son lo mismo...
R: Entonces los directores no deben permitir que sus columnistas ofendan. Deben leer antes lo que escriben sus columnistas. Y si autorizan esa publicación, son solidarios con lo que se dice allí.

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P: Pero usted no acepta ninguna crítica. ¿Un periodista puede escribir que no está de acuerdo con el ingeniero Febres-Cordero y usted lo tolera?
R:  ¡Oiga, mi querido amigo! En su periódico, permanentemente editorialistas como el doctor (Jaime) Damerval me golpean y no les he iniciado ningún juicio porque se mantienen dentro de las normas éticas que deben tener los periodistas.

P: Pero usted dice cosas más duras que las que escriben algunos columnistas...
R:  Sí, pero (enfatiza, alza la voz) lo digo en la confrontación política y entre políticos. A veces tenemos que decirnos barbaridades, y es lamentable, pero eso no tiene nada que ver con lo que dijo Fierro, mandado por León Roldós, quien no tuvo las agallas de decirlo él mismo...

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P: Ahí está usted haciendo una acusación...
R:  ¡Cómo así, si el mismo Fierro dijo en su defensa que usó la intervención de Roldós para atacarme! Yo no hablo sin saber. Tengo todo el proceso... A propósito, en Quito decían que en la última diligencia lo apoyarían “más de cinco mil personas”, pero les habían tomado fotos y solo estuvieron 76 personas.

P: La opinión sobre política también es parte del juego político. Por eso le pregunté lo que dijo Gutiérrez sobre usted. En ese caso no sobredimensionó el hecho, pero en este, sí.
R:  ¡Ah, no, no tiene nada que ver! Fierro insultó a mi familia. Nos dijo: “Industriales de pacotilla”. Yo soy miembro de una familia de siete. Tres hermanos, uno político, cuatro hermanas mayores. ¡Qué tienen que ver mis hermanas en esto! Ahora, mire lo que es Fierro: decía que él no se iría del país, que él aceptaría la sentencia, y cuando ya lo sentencian envía un escrito en el que dice que se la suspendan “por sus méritos científicos”. No hay coherencia. Cuando uno dice las cosas hay que tener las agallas para decir “sí, yo las dije”. Pero así es la prensa. Hay persecución a los socialcristianos. Todos los días.

P: No hay ninguna persecución, ingeniero. Nosotros tratamos de contar la realidad e   intentamos mostrar todos los ángulos.
R:  Mire, voy a decirle algo con dolor de ecuatoriano. Cuando hay un problema con Quito, todos los medios de comunicación quiteños se cierran a defender a la Capital. Pero, en Guayaquil, somos antropófagos. Asaad Bucaram, enemigo político y personal mío pero líder con muchos méritos, decía “yo soy la voz de los que no tienen voz”. Guayaquil ya no tiene voz, porque sus medios no defienden a la ciudad. Aquí nos comemos vivos entre nosotros.

P:  ¿Por intereses económicos o de poder político?
R: Pregúntense ustedes, la prensa. Los únicos que defendemos a Guayaquil somos los socialcristianos. Mire el caso de la Cámara de Pesquería. Yo no tengo ningún vínculo con pesqueros, pero defendí a mi ciudad. Gracias a nosotros no se llevaron a Manta la Cámara de Pesquería.

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P: En Manta eso se calificó de “centralismo guayaquileño”...
R:  ¡Ah, cómo así. Si la fundamos los guayaquileños en 1960, es nuestra! Que hagan su propia Cámara de Pesquería y punto. Nosotros queremos desarrollar Guayaquil a base de esfuerzo y trabajo, sin quitar nada a nadie. Por eso no aceptamos que se nos lleven nada.

P: Ahora, usted sostiene que la prensa no le da espacio, que no lo apoya, sin embargo, debe admitir que hay ciertos medios de comunicación que sí le dan todo el espacio que usted desea.
R: ¿Cómo cuáles?

P: Algunos canales de televisión, varios periódicos, muchas radios. Hay canales que le dan una hora o una hora y media para que exponga sus tesis.
R: No, una hora y media no me han dado nunca. Me han dado una hora, como a muchos políticos.

P: Hay medios locales que nunca lo critican.
R: No, sí me critican. Por eso he tenido problemas con sus dueños. Yo acepto la crítica en tanto sea justa y me den la oportunidad de contestar. Hay canales de televisión que me hacen pedazos y no me invitan jamás para hacer una declaración. Pero no los tomo en cuenta. Nunca voy a rogarles un espacio.