Es ecuatoriano y desde hace once años pertenece al Ejército de Estados Unidos. Como sargento tiene a su cargo la logística del grupo 1AD (First Armor Division) Old Ironsides, del Corps Fith, la unidad que capturó a Saddam Hussein el pasado 14 de diciembre. Aparte, maneja una ametralladora calibre 50 mm, cuyos proyectiles son destructivos. Se trata de Dino Gustavo Zambrano Dumet, un guayaquileño nacido en el suburbio oeste, y que como todos los años llegó este 1 de enero para celebrar su cumpleaños 39 el próximo día 12.

Muy ameno al hablar. Se siente feliz de haber regresado al país, pues temía que por las condiciones bélicas con Iraq este año no tenía licencia. Pero, tras la captura de Hussein, recibió la noticia de sus vacaciones hasta el 17 de enero. Luego de la Navidad partió de Iraq hacia Kuwait, donde esperó un día, hasta que fue llevado a Francfort (Alemania), la base de su unidad. Pasó a Baltimore (EE.UU.), de donde lo destinaron a Miami y en el vuelo 933 de American Airlines llegó a Guayaquil a las 23h30 del día 1 de enero.

En el aeropuerto Simón Bolívar lo recibieron sus padres, Gustavo Zambrano (67 años) y Blanca Dumet (65), así como su hermana Dana, quien hace un mes llegó de EE.UU. Pese a ser estadounidense por naturalización, se siente muy ecuatoriano y dice que aunque el país esté con problemas económicos siempre lo querrá. “Es más, cuando termine mi carrera, luego de 20 años en el Ejército (le faltan nueve), retornaré para vivir en Guayaquil”, afirma. Dino Zambrano es el menor y único varón de tres hijos que tuvieron Gustavo y Blanca, quienes habitan en un inmueble de las calles 28ª y la G.

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Mientras vivía en el suburbio, estudió y se graduó de bachiller en la Academia Naval Almirante Illingworth. Al año siguiente cumplió el servicio militar en el grupo de artillería Nº 1 Simón Bolívar, en Machala. Cinco días después de que se licenciara como conscripto, sus padres le regalaron un viaje a Estados Unidos. Salió con visado turístico y seis meses después fue un indocumentado más. Cuatro años estuvo sin papeles, hasta que obtuvo la residencia, cuando tenía 27 años, e ingresó a la Armada norteamericana. Pero, su sueño era integrar las tres ramas de las fuerzas armadas. En la Armada laboraba como mecánico, y en 1993 le tocó patrullar el Golfo Pérsico, “Eran tiempos en que había mucha tensión”, recuerda.

Mientras narra sus experiencias en el Ejército, este ecuatoriano que dice sentirse orgulloso de ser militar norteamericano, asegura que la mayor tensión y sus expectantes anécdotas han ocurrido desde que fue destinado, en mayo 1 del 2003, a Iraq. Un álbum fotográfico tiene en su departamento situado en Rumichaca 2206, en el octavo piso del edificio Monterrey, el que muestra a sus amigos y familiares que acuden a visitarlo.Para calmarle el calor de Guayaquil, la madre hizo instalar el día 2 de enero un acondicionador de aire. “Y estoy readecuando este sitio que me sirve de refugio cada vez que llego a Ecuador”, dice Dino mientras sonríe junto a una amiga que estaba de visita.

Las fotos en Iraq lo presentan con una ametralladora calibre 50, arma que maneja en los patrullajes. Pese a que es encargado de la logística (armamento, vestuario y equipos), su tarea también es patrullar por las carreteras y caminos de Iraq.
Recuerda que cuando fueron destinados a Iraq, Turquía les cerró las puertas. Kuwait les permitió el ingreso. “Todo el tiempo patrullamos. El problema es que no sabemos quién es el enemigo. Puede ser un niño o un anciano.

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Cualquier emboscada pueden tendernos. En un animal muerto o en la basura pueden ocultar una bomba y por medio de un control remoto hacerla estallar”, dice. “Desde la captura de Saddam Hussein las tensiones bajaron. No obstante, sus seguidores siguen disparando; es difícil después de 35 años cambiarle la mentalidad. En Bagdag aceptan a los norteamericanos, pero en Tikrit, la tierra de Hussein, los odian. Allí está el peligro”, dice.