El presidente Jean-Bertrand Aristide prometió este jueves elecciones legislativas en Haití en 2004 y propuso un plan de desarrollo a largo plazo, al celebrar 200 años de la independencia y en medio de protestas contra su régimen. 
 
Las ceremonias oficiales del Bicentenario comenzaron este jueves en la capital con un discurso de Aristide, en el que destacó que el nacimiento de Haití, primera República Negra del mundo y segundo país independiente americano después de EE.UU., está unido a la revolución antiesclavista de 1804.
 
Mientras hablaba en el Palacio Nacional, en varios puntos de la capital miles de opositores, vigilados por centenares de policías, marchaban hacia el Campo de Marte, para realizar una ofrenda floral ante el monumento del padre de la Patria, Jean-Jacques Dessalines, y exigir la renuncia de Aristide.
 
Durante la marcha, al menos diez personas resultaron heridas de diversa consideración cuando accidentalmente se cayó un pedazo de reja del Palacio Nacional.
 
Aristide prometió "miel" para su pueblo, mientras resaltaba que hace 200 años Haití salió "de la noche de la esclavitud, (y) surgió el sol de la libertad".
 
Al acto oficial acudieron miles de personas, incluidos el primer ministro haitiano, Yvon Neptune; el presidente sudafricano, Thabo Mbeki, y el primer ministro de Bahamas, Perry Christie, así como representantes especiales de Francia y Taiwán.
 
En su "Declaración del Bicentenario", Aristide, cuyo mandato presidencial finaliza en 2006, prometió construir un "nuevo Haití", con un plan de desarrollo integral que durará hasta 2015.
 
El presidente del país más pobre de América prometió mejorar los servicios sociales a la población; reducir la mortandad infantil, la malnutrición y la epidemia de sida, y aumentar la escolarización.
 
Resaltó que el gobierno del Partido Familia Lavalás ha construido desde 1994 más de cien institutos.
 
Propuso mejorar la infraestructura eléctrica, telefónica, viaria e hidráulica; plantar 45 millones de árboles; construir 10.000 albergues sociales, y reducir la pobreza del 55 al 28 por ciento.
 
Mbeki transmitió un mensaje de "solidaridad de hermanos y hermanas de Africa" y expresó que la revolución antiesclavista haitiana, surgida por influjo de la Revolución Francesa de finales del siglo XVIII, inspiró a los pueblos africanos.
 
Christie, por su parte, subrayó que la independencia de Haití es motivo de "orgullo para todos los pueblos".
 
La oposición política, sin embargo, calificó de "demagógico" el discurso, y así Evans Paul, uno de los líderes de la opositora Convergencia Democrática, manifestó a los periodistas que "Aristide redujo los 200 años de independencia de Haití a su pequeña persona".
 
Tras los actos oficiales en Puerto Príncipe, Aristide y Mbeke viajaron a Gonaives, en el centro-oeste, ciudad donde se proclamó  la Independencia.
 
Medios de prensa locales han reflejado que hay mucha tensión en Gonaives ante las conmemoraciones, y las emisoras han indicado que a primeras horas del día hubo manifestaciones en las que se han escuchado disparos, aunque se desconoce si hay víctimas.
 
La policía mantiene fuertemente vigilado el monumento a la Independencia en la Plaza de Armas, que ha sido objeto de actos vandálicos en las últimas semanas.
 
La independencia la proclamó Dessalines el 1 de enero de 1804, quien puso a la nueva república el nombre indígena arauaco de Haití (tierra alta), en lugar de Saint-Domingue.
 
Dessalines, que había peleado junto al prócer independentista Touissant Louverture en la Revolución de 1791 para abolir la esclavitud, se proclamó emperador y fue asesinado en 1806.
 
Entre 1843 y 1915 Haití pasó por las manos de 22 dictadores, la invasión por EE.UU. entre 1915 y 1934, y luego más dictaduras.
 
La que marcó la segunda parte del siglo XX fue la de Francois Duvalier, elegido en septiembre de 1957 y que se proclamó "presidente perpetuo" hasta su muerte en 1970, siendo sustituido por su hijo Jean-Claude, quien perpetuó el régimen hasta 1986, cuando fue derrocado y partió al exilio.
 
Luego surgió Aristide, un sacerdote salesiano cuyo discurso a favor de la causa del pueblo y contra la oligarquía le atrajo el apoyo de las masas populares y le llevó a la presidencia en 1990.
 
Aristide salió del poder un año después de comenzar su mandato y estuvo exiliado en EE.UU. hasta 1994, cuando regresó brevemente en medio de la ocupación de miles de soldados de ese país.
 
Volvió al poder en 2000, en una elección que varios sectores del país calificaron de "fraudulenta", mientas ahora sus detractores le acusan de haberse aliado a la oligarquía que antes criticaba.