No cabe la menor duda que la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) que Estados Unidos desea celebrar con el Ecuador es de enorme importancia para nuestro país, pues ello permitirá un mayor flujo comercial entre ambas naciones.

Actualmente el 44% del total de nuestras exportaciones va a los Estados Unidos, por lo que este constituye nuestro mayor socio comercial y el 21% de todo lo que importamos proviene de EE.UU.

Petróleo, banano, camarón, atún y flores constituyen los principales productos que el Ecuador exporta a los Estados Unidos y a otros países del continente.

Al igual que Chile, debemos tratar de obtener un acuerdo económico que mejore la posición comercial de nuestros productos; que se incremente la producción y muy específicamente, que se desarrollen las industrias manufactureras que son probablemente las que más trabajo y tecnología incorporan a sus productos.

Uno de los objetivos del TLC, es que los aranceles en un plazo determinado lleguen a cero, lo cual será muy conveniente para los importadores y exportadores y para toda la ciudadanía en general, ya que ello implicará un menor PVP de todos los productos y servicios.

Ojalá que también podamos obtener que se otorguen tasas preferenciales de interés a los agricultores, industriales y comerciantes ecuatorianos, ya que en la actualidad es sumamente difícil desarrollar todo tipo de actividades comerciales con las altas tasas existentes en el mercado.

La negociación del TLC va a demandar miles de horas de reuniones con empresarios, trabajadores, parlamentarios, funcionarios públicos, prensa, etcétera, pero es de vital importancia que los asesores económicos y políticos que se designen para negociar, sean los más capacitados y experimentados con los que cuenta el Ecuador, para cuyo efecto deben de anteponer a su interés particular, el bien común de todos los ecuatorianos. El jefe de todos los negociadores debe surgir del sector privado.

Tenemos que estar conscientes de que un país pequeño como es el nuestro, no puede imponerle condiciones al que tiene la economía más grande del mundo (21,6% del PIB mundial). Hay que negociar en las mejores condiciones posibles.

En mi opinión, para el gobierno de los Estados Unidos es sumamente importante obtener en esa negociación: permanecer en la Base de Manta por muchos años más; que se solucione el reclamo del IVA petrolero; que se respeten los derechos de propiedad intelectual; que se proteja al medio ambiente de una manera más eficaz; que se permita que empresas estadounidenses contraten directamente con el Estado ecuatoriano en condiciones absolutamente transparentes; y  que les otorguemos la seguridad jurídica que actualmente no tenemos.

Dentro de esa negociación, es prioritario que obtengamos que se nos otorgue mayor apertura para introducir en el mercado estadounidense nuestros productos y servicios a precios competitivos, para cuyo efecto deberá de suprimirse la serie de trabas existentes e incluso, eliminar varios de los subsidios agrícolas que otorga Estados Unidos a sus agricultores.

Para que esta negociación sea exitosa, es indispensable que la Costa y la Sierra y que el sector privado y el público trabajen mancomunadamente.