El gobierno comenzó a recortar los pagos a miles de refugiados incapacitados y ancianos, y a inmigrantes que buscan asilo político y no han conseguido la ciudadanía estadounidense.
 
Unas 4.300 personas que han permanecido en Estados Unidos por al menos siete años están dejando de percibir sus cheques de ayuda complementaria a sus ingresos. Cuando eso sucede, también pierden la posibilidad de ser elegibles para los beneficios del Medicaid, un programa de seguro de salud para los pobres y ancianos.
 
A diferencia de otros inmigrantes legales, los refugiados y quienes buscan asilo político no cuentan con el apoyo financiero de un patrocinador al ingresar al país.
 
El patrocinador acuerda ser responsable financieramente del inmigrante hasta que se convierte en un ciudadano.
 
No es como si esta gente tuviera a donde recurrir, dijo Adey Fisseha, analista de política en el Centro Nacional de Leyes de Inmigración, que se ocupa de inmigrantes sin recursos y sus familias.   Los efectos serán devastadores, sostuvo.
 
Radhi Alsalami, un hombre de 50 años que tiene seis hijos y vive en Richardson, Texas, dijo que no sabe que hará sin su cheque mensual de 550 dólares. Quedó incapacitado tras quebrarse la columna y lesionarse una pierna en un accidente automovilístico en su país, Iraq, del que huyó durante la primera guerra del Golfo Pérsico en 1991.
 
Alsalami dijo que ha tenido problemas para aprender el inglés y no sabe lo suficiente del idioma como para aprobar una prueba de ciudadanía.
 
Cuando termine la guerra (en Iraq) posiblemente regrese, expresó.   Es muy difícil para mi (estar) aquí, indicó.
 
El Congreso fijó el plazo para terminar con los beneficios cuando aprobó una reforma de la ley de bienestar social en 1996.
 
Todos aquellos que llegaron al país antes del 22 de agosto de 1996, no fueron afectados. Pero los que lo hicieron después, tenían siete años para conseguir la ciudadanía o de lo contrario perderían sus beneficios.
 
La Administración de Seguridad Social comenzó a enviar cartas en septiembre alertando a la gente que sus beneficios habían terminado.
 
Tenemos que implementar la ley como es, expresó la portavoz de la agencia, Carolyn Cheezum.
 
Otras 7.800 personas perderán sus beneficios el año próximo, a menos que se conviertan en ciudadanos, manifestó.
 
Los refugiados y quienes buscan asilo político pueden solicitar la residencia permanente de Estados Unidos un año y un día después que entran a Estados Unidos.
 
Un residente permanente legal debe esperar cinco años antes de pedir la ciudadanía.