No sirve de mucho que se regenere la ciudad en su parte material (llevamos como cuatro años) si nosotros, la población, seguimos actuando igual: botamos basura a la calle, maltratamos las cosas, irrespetamos al prójimo, somos descorteses al conducir, tocamos la bocina del carro y hacemos escándalos...

Sugiero que se haga una regeneración humana en el proceder del conductor y del peatón. A menudo observamos que la gente cruza las calles con el semáforo en luz roja y no lo hace por la zona de seguridad; los ciclistas van en contravía; los conductores de vehículos no respetan al transeúnte ni ceden el paso a otro carro que sale de un garaje; las personas no hacen cola.

Deben organizarse campañas de educación, con control y sanción. Dividir la ciudad por zonas (sean ocho o diez), y que personal de la CTG, con aspirantes, tropas y estudiantes de sextos cursos, opere en las calles.

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Se concentraría, por ejemplo, toda la campaña en una zona por semana, para que en la fase de educación se obligue a la gente a proceder educadamente.

Habría que hacer publicidad radial, televisiva y en prensa; colocar letreros inmensos en las entradas a la ciudad para que los turistas nacionales y extranjeros sepan cómo deben comportarse.

Luego de dos o tres meses (según el número de zonas) se habría cubierto toda la ciudad en educación y control, a partir de ahí se procedería con la fase de sancionar. El resultado sería una Guayaquil ordenada, sin tanto ruido, con gente respetuosa, cortés, sin estrés; una ciudad para vivir.

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Carlos Guillermo Zurita Aldaz
Guayaquil