Soy usuario ocasional del transporte público urbano, y solo se me ocurre pensar que debe de existir algo extraño en la revisión de los vehículos que prestan ese servicio a la comunidad, por cuanto están circulando con el membrete de selectivo o ejecutivo, o como quieran llamarlos, al de mayor costo por pasaje ($ 0,25).

Sin embargo, esos transportes son miniunidades en las que a duras penas se puede llegar a los asientos posteriores, ya que el pasillo es tan estrecho y el techo tan bajo, que una persona de contextura normal debe ingresar incomodando a los pasajeros que están sentados en los puestos delanteros; y al llegar al asiento vacío, no cabe bien pues las rodillas tocan el espaldar del asiento anterior, y la persona debe colocarse en posición fetal para trasladarse de un sitio a otro.

Me atrevo a pensar que estas miniunidades fueron diseñadas para transporte de niños.
La CTG (Comisión de Tránsito del Guayas) es la institución llamada a tomar cartas en el asunto y velar por la seguridad ciudadana.

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Debería controlar que estas unidades tengan las medidas exigidas entre asientos, y ver si brindan el servicio que la población merece; pues no solo debe ser nuevo el bus para considerarlo por eso especial o ejecutivo, sino que este cumpla las normas establecidas.

Esos vehículos por ser más pequeños que los buses normales, circulan a una velocidad vertiginosa y sus choferes rebasan a los grandes colectivos invadiendo hasta un cuarto carril, con los peligros que eso conlleva.

Está bien que capaciten a los conductores para que den mejor trato a los usuarios y los uniformen, pero la comodidad de los pasajeros también cuenta para llamar a ese servicio “transporte selectivo”.
Carlos Intriago Pombar
Guayaquil