Da pena escuchar a ciertos locutores radiales.
Con motivo de la transmisión de la serie tenística Ecuador-Rumania (que la mayoría de esos locutores pronunciaba “Rumanía”, como si llevara tilde en la i), uno de ellos se mostró asombrado de que un jugador rumano se llamara Víctor, y sostenía que debía “descender de algún ecuatoriano”; como si ese nombre –Víctor– fuera aborigen.

Hace tiempo, otro personaje de la locución, en la transmisión radial de la serie Ecuador-Gran Bretaña dijo de los británicos: “¡Qué se puede esperar de ellos, si mataron a su princesa!”...
Raúl del Campo C.
Guayaquil