El acuerdo obtenido por Argentina tras su forcejeo  con el FMI alentó en América Latina la esperanza de que el organismo empiece a  demostrar más indulgencia en sus metas fiscales, para favorecer la reactivación  económica y los programas sociales. 
 
En países como Brasil y Colombia se discute -ante negociaciones inminentes-  si la refinanciación de la deuda multilateral argentina y cierta moderación en  las metas de superávit primario (3% en 2004) fueron favores excepcionales  concedidos a un país en bancarrota, o si pueden servir de precedente. 
 
El ministro de Economía brasileño, Antonio Palocci, anunciará en la reunión  del FMI y el Banco Mundial de Dubai si su país quiere renovar la asistencia  financiera. El Fondo acordó a Brasil el año pasado una ayuda récord de 30.000  millones de dólares para salvarlo del default cuando los mercados temían la  victoria electoral del izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva. 
 
A cambio, el país se comprometió a mantener un superávit fiscal de 4,25%,  que Lula, ya en el poder, cumplió con creces (fue de 5,05% de enero a julio).  También prometió controlar la inflación y no vaciló en imponer estratosféricas  tasas de interés (llegaron a ser del 26%) para lograrlo. 
 
Lula advirtió que Brasil se "encuentra muy cómodo para concluir otro  acuerdo o para no concluirlo. No tenemos la soga al cuello", dijo y añadió "que  la decisión se tomará en función de los intereses eminentemente brasileños y  del crecimiento de la economía". 
 
El gobierno pretende que un nuevo respaldo financiero -que podría ser de  unos 10.000 millones de dólares, según medios brasileños-, contemple metas  sociales y que ciertas inversiones en infraestructura se retiren del cálculo  del déficit. 
 
La referencia a Argentina, sin embargo, causa cierta incomodidad, como se  vio en el silencio que guardó Brasil -el mayor deudor del FMI- cuando el  gobierno del presidente Néstor Kirchner entró en un breve default con el Fondo,  antes de obtener la refinanciación de sus vencimientos con los organismos  multilaterales en los próximos tres años, por 21.000 millones de dólares. 
 
También Colombia se prepara a pedir al FMI mayor tolerancia para poder  subir del 2,1% a 2,5% su meta de déficit fiscal en 2004; esa cuestión será  abordada en octubre, en el marco de la revisión de un acuerdo stand-by suscrito  en enero pasado por 2.100 millones de dólares. 

FMI abierto a propuestas
 
Al explicar el acuerdo con Argentina, el director gerente del FMI, Horst  Koehler, dio pie a las esperanzas de mayor flexibilidad. 
 
"Me complace dar la bienvenida al anuncio del presidente Kirchner de un  programa económico dirigido a impulsar un fuerte crecimiento económico y  reducción de la pobreza", afirmó. 
 
Entre economistas, industriales y analistas, las interpretaciones sobre esa  inesperada generosidad varían. 
 
El presidente de la Confederación Nacional de Industrias de Brasil (CNI),  declaró a la AFP que después de su gesto a favor de Argentina, el FMI "tiene  que demostrar que los países que hacen ajustes por la vía ortodoxa no pueden  ser castigados". 
 
Pero el ex ministro brasileño de Economía, Antonio Delfim Netto, comparó  esa ayuda a "una pastillita de viagra de mala calidad". 
 
Para Juan Juan Camilo Restrepo, ex ministro colombiano de Hacienda,  Argentina deberá sufrir seguramente un reajuste "muy severo". 
 
Pero para el analista colombiano Eduardo Sarmiento, "estamos ante un cambio  en el esquema del FMI", cuya política de priorizar el pago de la deuda y el  ajuste fiscal "llevó a países a (una situación de) recesión, desempleo e  incumplimiento de obligaciones". 
 
Otro país que espera comprensión es Ecuador, retrasado en el pago de varios  compromisos, cuando en diciembre próximo el FMI realice una revisión de cuentas  para aprobar el tercer desembolso (de unos 42 millones de dólares) de un  préstamo stand by de 205 millones acordado en enero. 
 
El vicepresidente de Ecuador, Alfredo Palacio, sostuvo que el gobierno está  limitado para realizar una gran inversión social debido al "tremendo" egreso  público por el servicio de la deuda pública externa (de casi 12.000 millones de  dólares en julio pasado).