Debemos recordar los ecuatorianos, sobre todo los más apaleados, los subempleados, que hace unos años cuando los empresarios y entidades no gubernamentales se sintieron perjudicados por las disposiciones de unos gobiernos, se valieron del pueblo para salir a las calles y pedir apoyo.
Azuzaron a la gente en contra de uno u otro gobierno que “perjudicaba al pueblo”, hasta se pusieron lazos negros en el pecho por el “luto” del país.
Ahora que la propuesta del Gobierno es que el decimocuarto sueldo sea digno para el pueblo, se los vuelve a ver y escuchar en los medios de comunicación, pero para decir que no merecemos este aliciente económico.
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Hablan hoy de inseguridad jurídica y más banalidades. Ellos no entienden que ganaríamos todos, pues mientras más disponibilidad tenga un ecuatoriano será mejor para los que están desempleados o buscan el modo de subsistir vendiendo informalmente cualquier cosa que sale de las industrias de aquellos.
No den gritos ahora que se les pide que ayuden al pueblo, y no lo busquen solo cuando les conviene.
Ab. Omar Benítez P.
Guayaquil