El poeta Carlos Eduardo Jaramillo manifestó que Adalberto Ortiz era un excelente poeta, a la par que un buen narrador. Dijo que a más de su novela Juyungo, que tiene validez universal, es autor de un gran libro de poesía, El vigilante insepulto, que no se ha destacado lo suficiente y con el cual inauguró una nueva forma lírica. “Este libro no se lo ha mencionado, no es una poesía negrista, sino universal”, refirió Jaramillo.

La poeta y narradora Sonia Manzano manifestó que la muerte de Ortiz representa una gran pérdida para la  literatura ecuatoriana y latinoamericana. “Sus obras, sobre todo Juyungo, marcaron un hito en el quehacer literario y van a perdurar”.

Lo calificó como un auténtico representante de la literatura afroamericana, “por su cadencia, por su lenguaje, por haber tomado la esencia de su pueblo de una manera llena de calidad y verosimilitud”. Es un escritor de raíces y todo ello lo proyectó en su obra, argumentó Manzano.