Cuando Belén Guerrero tenía 10 años fue la primera sorprendida por su facilidad para embalarse en la bicicleta.

Desde aquel descubrimiento su vida en el mexicano Distrito Federal empezó a ligarse con las pistas de ciclismo. En eso ha permanecido aproximadamente 18 años.

Belén Guerrero tiene 28 años y ayer ganó para su país la medalla dorada en el Panamericano de Ciclismo que se disputa en Quito.

Publicidad

Su especialidad, persecución individual, exige un esfuerzo absoluto.
El triunfo se decide por décimas y en muchos casos por milésimas de segundo.
Por esa razón una desconcentración –por mínima que sea– puede desbaratar meses de entrenamiento.

Belén solo tiene que preocuparse de entrenar, pues en su país a los deportistas de élite el Estado les garantiza una pensión y las condiciones necesarias para desarrollar su potencial. Pero tampoco descuida su formación personal. Ahora mismo estudia inglés y computación en la Universidad Autónoma de México.

“Yo creo que es la adrenalina, o quizá esa posibilidad de saber que uno puede probarse al máximo, lo que me liga a este deporte. Yo vivo seducida por el ciclismo, no solo como deportista de competencia, sino como mujer, como ser humano...”, comenta respecto al deporte.

Publicidad

De estatura bajita, pero fuerte, Belén ha participado en todos los niveles: en torneos mexicanos, centroamericanos, panamericanos, mundiales y en olimpiadas.
Llegó en 11º lugar en Atlanta 96 y en cuarto en Sidney 2000. Belén Guerrero estima que todavía no ha dado lo máximo de sí misma. Esta medalla dorada conseguida en Ecuador es la confirmación de su entrega a la velocidad.