Fue un Mundial muy parejo donde las diferentes escuelas de fútbol pusieron en la cancha lo mejor de sí para llevarse el campeonato.
Holanda impuso el fútbol total; lo tenían todo, menos a Cruyff.  Era favorita para lograr el campeonato, pero en la final se encontró con Mario Alberto Kempes y  Argentina, que con un contundente tres a uno consiguió el primer campeonato mundial de su historia.
A pesar del momento de convulsión que vivía Argentina, a causa de la dictadura militar, se inscribieron 75 selecciones para las eliminatorias. Sorpresivamente se quedaron fuera selecciones como Inglaterra y Uruguay.
El partido inaugural entre Alemania y Polonia no fue lo que se esperaba; los nervios del debut no permitieron desarrollar un buen fútbol y el partido concluyó con un empate a cero goles. Cuando Argentina debutó frente a Hungría se vivió una verdadera fiesta desde las tribunas, que exigían una selección arrolladora.
Al final, los albicelestes, con muchas imprecisiones en su juego, vencieron 2-1 después de clasificar a la siguiente fase ganando sus partidos contra Italia y Francia.
En el grupo dos clasificaron Polonia y Alemania, dejando a Túnez y México; en el tres, Austria y Brasil dejaron en el camino a España y Suecia.
Se formaron dos grupos de semifinales: uno, con Italia, Alemania Austria y Holanda, que llegó a la final sin mayores problemas. El otro, con Brasil, Perú, Polonia y Argentina, que logró su pase a  la final después de derrotar, en un partido que hasta hoy deja muchas dudas, al seleccionado de Perú por 6 -0  y dejar eliminado a un  Brasil  invicto, por gol diferencia.
El 25 de junio de 1978 Holanda buscaba el título que le fue esquivo cuatro años antes, así que entraron a la cancha a disputar con vehemencia cada balón. Los locales pusieron la primera gracias a una genialidad del mejor jugador del torneo: Mario Alberto Kempes, al minuto 38 del primer tiempo. En la etapa complementaria Holanda buscó por todos los medios empatar, y doce minutos antes del final Nanniga lo conseguía.
En la prórroga los argentinos tuvieron una mayor aplicación y un Kempes inspirado decretaba la segunda; instantes después Bertoni ratificaba que Argentina era superior y conseguía el título que los ponía en la cima del mundo futbolístico.