Una exposición distinta, sin restricciones e inclusiva, es la que se puede ver y palpar en estos días en la sala Eduardo Kingman de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, donde una diversidad de público se acerca para apreciar la muestra El braille y el arte para personas no videntes y videntes, del artista Eduardo Arreaga Burgos, quien firma sus obras como Lalinchi.

Son 26 cuadros que fusionan lo escultórico, la pintura y el braille. El autor guayaquileño lo define como escultopintura y lectoescritura braille, cuyas creaciones, en alto relieve, estarán en exhibición hasta el próximo 26 de octubre, sin costo alguno.

“Esta iniciativa, con mucha imaginación, es muy buena de parte del artista. Se demuestra que los ciegos podemos acceder no solo a estas actividades sino a muchas áreas en todo el mundo”, fue la reacción de Vinicio Estrada, maestro musical no vidente, quien dirige el Grupo Danza y Coro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Edad de Oro.

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La intención de Lalinchi, precisamente, es lograr que el arte alcance a todos los sectores de la sociedad, sin dejar de lado a personas con discapacidades.

En este caso, a diferencia de otras exposiciones, las personas no videntes pueden tocar los lienzos, para conceptualizar la idea plasmada.

El cuadro emblemático es Eclipse lunar. Es una representación, explica el guayaquileño, de ‘la tranquilidad a través de la imagen de la luna, de eternidad por la presencia de las rocas y del nacimiento por las hojas que se caen y vuelven a surgir’. El interés de Lalinchi por el arte inclusivo surgió en el 2004 por una invitación a participar en la Bienal de Arte No Visual en su ciudad, proyecto que no prosperó pero dejó en él la disposición para buscar un nuevo espacio. (I)