Cada día, de cualquier manera, elijo ser paz.

Paz mundial
El dicho “la paz comienza conmigo” es cierto. En vez de esperar que las condiciones del mundo cambien, permito que la paz se exprese por medio de mí ahora mismo. Comparto mi espíritu interno de armonía. Irradio buena voluntad en mi mundo y más allá. Visualizo que soy una fuente de paz infinita, y mi tono de voz, mis expresiones faciales y las palabras que digo se tornan afables. En cada encuentro con otros, expreso este espíritu de paz e imagino que mi presencia sosegadora tiene efecto sobre ellos, proporcionándoles quietud. De esta manera, hago mi parte para crear armonía en el mundo. Mi corazón y mi presencia apacibles obran a través de todo lo que hago, estableciendo más paz en la Tierra.

Números 6:26
¡Que el Señor alce su rostro sobre ti y ponga en ti paz! (F)