Enfoco mi atención en Dios y el bien se manifiesta en mi vida.

Concentrarse

Si me siento preocupado por una situación, lo mejor que puedo hacer es no enfocar mi mente en el problema sino en la solución. Dios siempre es la respuesta y la solución para cualquier desafío.

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Cuando mantengo mi atención totalmente en Dios, no hay espacio para el temor. Gracias a la todopoderosa presencia de Dios en mi vida, discierno los próximos pasos que debo dar.

Medito en Dios. Me centro en la paz que proviene de mi ser interno. Respiro profunda y sosegadamente. Experimento mi vínculo sagrado. Sintiéndome apoyado, amado y guiado, enfoco mi atención en mi Creador. Afirmo: Dios es la respuesta. Abro mi mente al Espíritu divino y las respuestas llegan a mí y por medio de mí.

Mateo 5:17

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No piensen ustedes que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. (F)