Encuentro consuelo y paz en el amor de Dios.

Consuelo
La vida tiene sus altibajos. A veces necesito el consuelo de un amigo o un ser querido. Otras, soy yo quien consuela. Bien sea que busque solaz o lo provea, sé que la fuente de fortaleza y paz proviene del interior.

Busco consuelo y fortaleza en Dios. Al centrar mi mente y corazón en la oración, dejo ir cualquier pensamiento, reto o duda y simplemente descanso en la quietud. Tomo conciencia del amor infinito que me rodea y eleva mi espíritu.

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Si deseo consolar a un amigo o ser querido, oro para ofrecer las palabras y acciones correctas. Entrego mis preocupaciones a la presencia omnisciente de Dios en mí.

Soy consolado por el amor de Dios, y este amor me permite consolar a los demás.

Salmo 119:76
Muéstrame tu misericordia, y ven a consolarme, pues esa fue tu promesa. (F)