Msc. Rafael Montalván Barrera
Especialista en Lengua y Literatura

Todo en ‘Cien años de soledad’ huele a realismo mágico, hasta la manera en que su autor, Gabriel García Márquez (Gabo), la engendró hace 50 años en medio de una soledad hiperbólica y sin saber que su novela vendería millones de ejemplares, incluidas las ediciones en inglés, ruso y mandarín. Dicen que los lectores de esta obra son hoy una comunidad que si se uniera en una misma tierra serían uno de los 20 países más poblados del mundo.

Dieciocho meses le tomó escribirla en México, desde que la empezó con la fuerza frenética de dos de sus dedos, frente a una máquina de escribir que había de constituirse en un “recuerdo remoto”. Gabo cuenta que por fin, a principios de agosto de 1966, cuando acudió a la oficina de correos de México para enviar a Buenos Aires la versión terminada (un paquete de 590 cuartillas escritas a máquina a doble espacio dirigidas a la editorial Suramericana), el empleado postal le dijo que debía pagar 82 pesos; como apenas tenía 53, abrió el paquete, lo dividió en dos partes iguales y mandó una de ellas a la editorial, sin percatarse de que había remitido la segunda y no la primera parte de la que había de ser su novela más famosa... (O)