A pesar de su ausencia física, el mexicano Pedro Infante permanece en la mente de miles de latinoamericanos. El legado del intérprete de Las mañanitas se ha mantenido vivo no solo por su música, sino también por películas que lo inmortalizaron durante la denominada Época de Oro, cuando la industria fílmica de ese país alcanzó altos grados de calidad en la producción.

Infante, considerado un ícono de la cultura mexicana y uno de los grandes representantes de la música ranchera, murió a los 39 años, el 15 de abril de 1957, cuando pilotaba la aeronave que se estrelló en Mérida-Yucatán, lo que causó impacto a nivel continental.

Desde temprana edad empezó a trabajar, pero también a mostrar el talento y la afición por la música, tanto así que estudió guitarra y llegó a formar una pequeña orquesta a la que llamó La Rabia.

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En diálogo con este Diario, el sociólogo mexicano Baltazar Gómez Pérez considera que Infante “es de esas leyendas que a pesar de un mundo globalizado, se arraiga y crea identidad, en este caso una identidad mexicana”.

El artista, que el 18 de noviembre próximo cumpliría 100 años, interpretó y grabó más de 300 canciones.

Pero la música no fue todo para Pedro Infante, también fue la actuación. Gracias a sus personajes de “pueblo”, logró empatía con la sociedad de aquellos tiempos. Factores como la falta de trabajo, migración y el significado de una vecindad eran plasmados en películas, y es ahí donde los ciudadanos se veían reflejados.

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Infante encarnó al personaje de Pepe el Toro en la trilogía melodramática que conforman las películas Nosotros los pobres (1947), Ustedes los ricos (1948) y Pepe el Toro (1952). En la segunda, una de las escenas más recordadas fue el llanto desgarrador del astro azteca cuando falleció su hijo llamado Torito. Con esto concuerda Baltazar Gómez, quien considera que esta actuación fue un clásico.

“Yo creo que una leyenda del cine como Pedro Infante, su leyenda se transmite de generación a generación, por eso aún se recuerda, es parte de nuestra cultura nacional”, dijo.

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Otro de sus mayores triunfos en el cine fue Tizoc: amor indio. La cinta fue galardonada con el Globo de Oro en la categoría mejor película en lengua no inglesa, en 1957. Pedro Infante ganó en ese mismo año el premio a mejor actor por su interpretación de Tizoc en el Festival de Cine de Berlín. Lastimosamente, el artista no pudo recoger su premio en Alemania, debido al accidente que sufrió. En total, participó en más de 50 películas entre 1939 y 1957.

Visita a Guayaquil

Ecuador fue una de sus paradas. El mexicano arribó a Guayaquil el 29 de diciembre de 1956. “Uno de mis mayores anhelos siempre ha sido cantar en persona frente al público de este bello puerto, acogedor y familiar”, fueron las primeras declaraciones de Infante al pisar suelo ecuatoriano.

El artista realizó tres presentaciones en la ciudad y también se dio un espacio para visitar a los enfermos del sanatorio Alfredo J. Valenzuela, para cantarles gratuitamente. A este acto benéfico no solo asistieron los pacientes, sino centenares de ciudadanos.

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Aniversario luctuoso

Varias actividades se realizan por las seis décadas de fallecimiento. Desde ya se promocionan películas, canciones y anécdotas del artista por la empresa Televisa, así afirmó su hija, Lupita Infante Torrentera, en entrevista con medios internacionales. (E)