“No me arrepiento por haber hecho una excepción yendo a Johnnie Pine’s en Plaza Navona... La carta de dos caras ofrece todo lo que podemos encontrar en un sitio de esta clase” .

Epicuro no es adicto a la carne molida, creo haber comido una sola hamburguesa en lo que va de 2016. La única concesión que acepto es la del hachis Parmentier (no el haschisch) que hago en mi casa. La palabra francesa hachis significa carne molida, Parmentiers es el apellido del señor que promovió el consumo de las papas en tierra francesa. El hachis Parmentier es un gratinado a base de capas de puré intercaladas con carne picada y cebolla.

No insistiré en la posible historia de la hamburguesa muchas veces relacionada con la ciudad de Hamburgo, desde la cual los emigrantes habrían supuestamente llevado a Estado Unidos el bocadillo de marras. Otros atribuyen su creación a un joven caballero estadounidense llamado Charlie Nagreen en Seymour, ahora bautizada como la ciudad de las hamburguesas con festival propio cada año.

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Sin lugar a dudas la hamburguesa ofrece ventajas que no afectan nuestra silueta mientras nuestro consumo sea razonable. Epicuro es adicto al slow food, cree que a la hora de comer no debemos andar con prisa, mas el torbellino de la vida moderna a veces nos obliga a limitar el tiempo que pasamos en la mesa. No me arrepiento por haber hecho una excepción acudiendo al local de Johnnie Pine’s en Plaza Navona. La cocina muy luminosa puede verse a través de grandes ventanales, hay una serie de televisores plasma que difunden eventos deportivos, pero sin que el volumen perturbe las conversaciones, nos atendió Ricky con debida amabilidad, nos asesoró en nuestra elección.

Hace un par de años hice una breve encuesta entre mis lectores para saber dónde se hallaba la mejor hamburguesa. Un voluminoso correo trajo a relucir a media docena de sitios. Ahora me tocó visitar uno del que obtuve buenos comentarios: Johnnie Pine’s. Debo decir que no soy muy partidario de los colorantes, generalmente se usa el colorante E131 y no es recomendable, los chifles lucen mejor en su color natural. Simple detalle.

La carta de dos caras ofrece todo lo que podríamos buscar en un sitio de esta clase: hamburguesas, pizzas, sánduches, cervezas, jugos, postres, pero lo que hace la diferencia es por un lado la excelencia del pan de ajonjolí (el brioche no me parece adecuado en un emparedado de sal), la sazón y la preparación de las hamburguesas que conservan a la vez la bondad de la carne, el toque de sabor indispensable que da el grill.

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Me agradó que se nos haya preguntado por el grado de cocción preferido, siendo más indicado para la carne molida el de tres cuartos. Recomiendo la que lleva por dentro queso gruyere derretido, sírvansela en un mullido pan de ajonjolí, las papas fritas doradas son excelentes, la mayonesa podría mejorarse. No probé los lomos, pollos y costillas de cerdo, no puedo opinar.

Siendo un día martes pensé encontrar un local casi vacío, pero unas cuantas mesas estaban ocupadas, la gente seguía llegando. Surtido suficiente de cervezas. Los aficionados a lo dulce encontrarán los milkshakes de vainilla, chocolate y frutilla. Lamento que no exista aquí la salsa de blue cheese, pues tenemos en Ecuador buenos quesos azules. No me atrevería a decir que Johnnie Pine’s tiene las mejores hamburguesas en nuestra ciudad, pero sí puedo confesar que me agradaron muchísimo y que volveré por placer propio.

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Mi cuenta para tres personas, cinco cervezas (Corona y Stella Artois), tres hamburguesas con papas fritas, tres café expresos fue de $ 72,33 más IVA y servicio.

epicuro44@gmail.com