“Desde entonces (Eric Sala) recorre los lugares más prístinos de los océanos haciendo investigación científica, conversando con gobiernos...”.

Los océanos han encontrado un nuevo embajador. Un ser que parece salido de los mismos mares, de cabello largo, ojos dulces del color de las aguas profundas. Catalán es su lengua natal, pero habla español, inglés, francés, es decir, puede comunicarse directamente con los tomadores de decisiones en diversos países de la tierra, sin que ningún detalle de la información corra el riesgo de extraviarse.

Me refiero a Enric Sala, quien en 2008 lanzara el proyecto Pristine Seas, junto con National Geographic. Desde entonces recorre los lugares más prístinos de los océanos haciendo investigación científica, conversando con gobiernos y abogando por la creación de reservas y leyes para la conservación. Su proyecto recibe el apoyo de varias empresas privadas, ONG, comunidades y hasta el momento ha logrado asegurar la protección de 3 millones de kilómetros cuadrados de océano e inspirar la instauración de muchas zonas de no extracción (no-take zones).

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“Cuando empecé mi carrera me sentía como un doctor que le decía a su paciente cómo iba a morir, pero sin ofrecer la cura”.

Enric ha señalado que la pirámide de la biomasa en los océanos es distinta a lo que se observa en tierra. Está formada en su mayoría por depredadores. Parece que así han funcionado los mares por siempre; no lo habíamos advertido porque cuando empezamos a explorarlos ya habían sido alterados por siglos de pesca y por polución. Sin embargo, desde que Pristine Seas estudia los lugares con cero impacto humano, remotos y salvajes, Enric ha observado esta extraña distribución. Si en el Serengueti la proporción puede ser un león por cada decena de cebras, en los sitios prístinos del océano se nota lo contrario, muchos tiburones, bacalaos, peces grandes, que llegan a sumar hasta el 50% de la biomasa en comparación con herbívoros o criaturas que comen plancton.

Esto se advierte muy claramente en los ecosistemas de las islas Darwin y Wolf, donde existe la mayor concentración de tiburones del mundo.

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Y fue en gran parte gracias a los descubrimientos realizados por Pristine Seas desde diciembre de 2015 en las Encantadas, y a la inspiración y tesón de su fundador y líder, Enric, que se aceleró un proceso que ya se estaba gestando en Ecuador: la declaración del 30% de la reserva marina de Galápagos como área de no take. Se ha probado que estas zonas son vitales para la recuperación del océano, con increíble poder de renovación.

En Cabo Pulmo, por ejemplo, en el golfo de California, se declaró un área de no-take hace cinco años, y desde entonces su biomasa ha aumentado en un 500%. Las especies pueden responder de mejor manera al cambio climático o evettntos catastróficos como tormentas, o El Niño. Además, estas zonas se convierten en “semilleros”, criaderos de especies que ineludiblemente se “riegan” por los alrededores, facilitando la pesca fuera de ellas. Es el conocido efecto de “Spill over” que a largo plazo beneficia también a las pesquerías.

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“Los parques marinos son el banco para proteger el futuro, crearlos es invertir en el futuro. Hay que alejarse de la ilusión de protección permitiendo cualquier tipo de pesca, así sea artesanal. Necesitamos al menos un 30% de los océanos como zonas de no extracción”, explica Enric con inteligencia y pasión. En Galápagos ya hemos emprendido el camino creando nuestra “cuenta de ahorros” para el futuro. La labor de Enric y Pristine Seas continúa; aspiran a visitar cada lugar de esperanza en el océano y luchar por su protección. (O)

nalutagle@yahoo.com