El estrés laboral (conocido como burnout) es un asunto importante para tomar en cuenta en el mundo empresarial. Los síntomas están relacionados con aspectos emotivos, cognitivos y conductuales: desmotivación para realizar las labores, dificultad de concentrarse y tomar decisiones, irritabilidad y conflicto con los demás, entre otros. Cuando no se atiende adecuadamente puede llevar al despido o a la renuncia de parte del trabajador.

Cabría preguntarnos por qué hay tanta gente que sufre la experiencia de ‘sentirse quemados’. Existen aspectos del entorno laboral que pueden facilitar el estrés. Por ejemplo, cuando se enfatiza en exceso la presión por resultados sin atender integralmente las necesidades del trabajador. La sensación de urgencia por responder a todas las demandas puede llevar a perder la capacidad de discernir entre lo aparentemente urgente e importante. El desarrollo tecnológico ha aportado a la velocidad del cambio e incluso ha cambiado la forma de trabajar, invadiendo los espacios personales. Esto exige disciplina para poder destinar espacios fijos al trabajo y que no copen los diversos espacios de la vida personal.

Adicionalmente a las demandas externas, existen las presiones internas como el deseo desmesurado de perfeccionismo y presión de estar a la altura de las expectativas de los demás. En algunos líderes existe la “fantasía de la omnipotencia”, en la que movido por la ambición o soberbia cree que puede resolver solo los problemas y se siente responsable de todo lo que ocurre en su entorno.

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Existen algunos factores que deben atenderse para prevenir el estrés laboral. Uno de ellos son las relaciones interpersonales. Se ha podido constatar que el escaso apoyo social es un factor importante en el desarrollo de factores de estrés vinculados al trabajo. La mejor forma de prevenirlo es mediante una adecuada atención de las necesidades del trabajador a nivel personal y en los diversos ámbitos de su vida. (O)

carlosmunoz@humane.edu.ec