Gente vestida de fiesta. Otros con ojos de sueño. Niños entusiasmados. Jóvenes esperando la hora de la comida. Y miles de familia formando filas llegaron para probar el locro de papa. Pero no el locro de la casa o el que se pide en los restaurantes. Buscaban el locro más grande del mundo y que quedó inscrito para el récord de Guinness.

En el fondo del parque Bicentenario, una enorme olla cocía con leña las 20 mil porciones de locro. Seis jóvenes turnándose mecían con largas paletas de madera para que los alimentos no se pegaran. En los alrededores, quiteños y chagras miraban cómo trabajaba toda la plantilla de chefs de la Universidad de las Américas (UDLA). Ellos y sus 250 estudiantes de la Facultad de Gastronomía, todos vestidos de blanco y gorros, estaban dedicados a preparar el típico plato, apetecido en el Quito tradicional y moderno.

Pero también hubo el apoyo de la Escuela Fondue’s de Ibarra, con su director Freddy Chachapoya a la cabeza.

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El decano de la Facultad de Gastronomía de la UDLA, Dimitri Hidalgo, se mostraba satisfecho por el apoyo de sus compañeros. “Todos han colaborado”, contaba y resaltaba que se requirieron muchas voluntades para pelar y picar tres mil libras de papa, preparar mil libras de queso fresco, 250 kilos de cebolla larga, 10 kg de paico, 10 kg de cilantro, 20 litros de achiote, 40 kg de mantequilla, mil litros de leche, 20 kg de sal, un kg de pimienta, 5 kg de ajo y dos mil litros de agua.

El trabajo previo les llevó todo el sábado. Los productos quedaron listos y guardados bajo ambiente y seguridad. El pasado domingo madrugaron para darle el toque final: la cocción de todos los ingredientes.

El olor a comida llegó sobre las 13:00. Hasta entonces había gente que tenía más de cinco horas en las filas para recibir su plato, mientras otros, frente a una tarima, se deleitaban con la música y los premios que habían entregado los auspiciantes como sartenes, ollas y leche.

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Y mirando sin perderse detalle alguno estaba Natalia Ramírez Tolero, colombiana de 26 años, adjudicataria del Guinness World Records, quien fue la ‘jueza’ para este intento de récord mundial. Eventos de este tipo no son nuevos para Natalia, puesto que ya ha estado en Perú, Puerto Rico, Argentina, Chile y Brasil. Y en su mayoría, los récords han sido concedidos o registrados.

Natalia, abogada de profesión, dio una gran noticia: uno de los requisitos, el peso del locro, superó las expectativas y con ello y otros detalles como organización, higiene... el locro quedó inscrito para seguir aspirando al récord Guinness. Con estos datos, la jueza enviará un informe a Nueva York, EE.UU., y de allí, luego de una evaluación, ese informe será remitido a Londres, Inglaterra, donde se dará el dictamen final.

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Y ese resultado, que no demora muchos días, es esperado con optimismo por el alcalde de Quito, Mauricio Rodas. Él y su esposa, María Fernanda Pacheco, respaldaron el evento.

Mientras, Paulina Baum, estudiante de 16 años que dio la idea y se propuso realizar el evento, estaba emocionada y también con muchos nervios. Con entusiasmo agradeció a todas las personas e instituciones que creyeron en su propuesta que, en realidad fue un proyecto de trabajo colegial.

3 mil libras de papas se pelaron desde el pasado sábado para preparar el locro más grande del mundo. (I)