La salida de Marie Collins de la comisión creada por el papa Francisco para la lucha contra la pedofilia ha generado dudas sobre el destino que tendrá esa instancia tras perder a un segundo integrante.

Peter Saunders, otro exmiembro que el año pasado renunció aludiendo que se sentía traicionado por el papa, calificó como un desastre para la comisión la salida de la irlandesa Collins, quien también fue víctima de abusos.

Ella se apartó de la comisión en momentos en que existe malestar en las víctimas de abusos y expertos por recientes acciones del Vaticano, como la noticia de que el papa “había reducido” en forma discreta y sin hacerlo público las sanciones a un grupo de clérigos pedófilos. Además, porque el pontífice considera la pedofilia como “una enfermedad”.

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Su decisión cayó mal entre estos grupos, pese a que eso fue definido como “un gesto de misericordia” del papa.

El castigo apartaba a los curas culpables del sacerdocio y los condenaba a “una vida de penitencia y oración y a la prohibición de ejercer públicamente su ministerio” sacerdotal, señaló la agencia AFP.

Collins denunció “la resistencia de algunos miembros de la curia romana”, la maquinaria central del Vaticano, para trabajar con la comisión.

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“La falta de colaboración ha sido penosa”, lamentó la experta al referirse indirectamente a la Congregación para la Doctrina de la Fe, la entidad encargada de examinar los casos.

Esta comisión fue creada a pedido del papa argentino en 2014 para proponer al pontífice iniciativas oportunas para combatir ese fenómeno de la pedofilia dentro de la institución. (I)