El carnaval es la fiesta de la abundancia y de la gratitud por las cosechas recibidas a fin de año, según la cosmovisión andina, que en comunidades de la parroquia Tarqui, al sur del cantón Cuenca, se celebra con generosidad entre vecinos.

Las familias se preparan para recibir al personaje principal, que en estas comunidades se pasea por tres días, ingresando a las casas, donde la mesa o más bien todo un altar debe estar servido. En esta no debe faltar el mote, pan, dulces de frutas tradicionales como durazno, higo y manzana y el cuy.

Además, en la parte alta de la mesa se arma una pirámide con todos los productos agrícolas de las parcelas. Si el Taita Carnaval encontró este altar con todos los productos y a más de comer pudo llevar en su morral, la casa será bendecida, de lo contrario a esa familia le espera un año sin cosechas.

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Esta leyenda y la tradición se mantienen en los pueblos, por eso el personaje del Taita Carnaval se renueva cada año y es ahora el gobierno descentralizado de la parroquia el que se interesa por mantener la tradición y elige a uno de sus vecinos, el que haya reunido los méritos suficientes con base en su trabajo comunitario.

Este año René Chacho será el personaje, que a más de recibir el agradecimiento de la gente, reúna la suficiente comida para celebrar por cinco días consecutivos la fiesta y debe preocuparse porque nadie se quede sin comer, sin tomar, sin bailar, sin mojarse y sin untarse de todo en la fiesta.

Pero el cambio de mando está lleno de rituales previos. El jueves anterior Galo Zhagui, Taita Carnaval 2016, entregó su mando con un intercambio simbólico, en el que estuvieron presentes todos los elementos de la fiesta. (I)