¿Un amor loco a los casi 60 años? Algo así, como un amor adolescente, sintió Steve cuando conoció a Violeta (nombre ficticio), de la misma edad, en Guayaquil, luego de dos años de vivir en el país que había elegido para su jubilación.

Violeta se había separado hace más de 10 años y no contemplaba volver a tener una relación. “Yo estaba feliz, me dediqué a mis hijos (...) pero en una ocasión salí con unas amigas más jóvenes y me crearon unas cuentas en dos páginas de parejas en internet”.

Con el pasar de los meses se cansó de interactuar en esos sitios, pues casi todos sus contactos resultaron ser estafadores, pero uno de los perfiles quedó activo y un día recibió un “Hola” de un hombre llamado Steve que vivía en Manglaralto.

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“Como suelo ir a la Península y además me pareció un nombre bonito, le respondí para ver si cenábamos cuando yo esté allá, porque yo estaba buscando algún amigo para salir a tomarme un café de vez en cuando”, cuenta.

El primer día chatearon hasta las 03:00. Así comenzó una amistad que terminaría en amor. Cuando se vieron en vivo por primera vez, ella vestía el color favorito de Steve, morado. Ese detalle, más la compatibilidad que hubo desde el principio hizo que él le diga ese mismo día que se iba a terminar casando con ella, a lo que ella respondió con “una carcajada”. Pero eso sucederá dentro de no mucho tiempo, pues ya son novios formales.

Violeta dice que al crecer, la vida te quita tu juventud, el buen cuerpo, el lindo pelo, pero uno puede conquistar con otras cosas. Steve, por ejemplo, se enamoró de las atenciones que tuvo con él. Ella, de lo buena persona que era. “El sentimiento fue creciendo y la ilusión es cada vez mayor”, añade.

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Con un “Hola” virtual también comenzó la historia de Lucía y Juan (nombres ficticios). Él, desde Estados Unidos, la contactó por Facebook, y comenzaron a chatear, pero ella dudaba en seguir conversando con alguien que no conocía.

Es una relación de paz, yo al principio hasta extrañaba pelear con alguien (...) es algo maduro, más cráneo que corazón”.Lucía

En su segunda visita a Ecuador, Juan y Lucía se conocieron. Luego de un tiempo, él decidió instalarse en Ecuador y se fueron conociendo hasta que se hicieron novios hace 4 años. En un viaje a Las Vegas, él le pidió matrimonio y se casaron al día siguiente, hace año y medio.

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Lucía, que es divorciada, tampoco tenía la idea de rehacer su vida con otro hombre, pero tal como dice Violeta, están mejor que nunca. Estaba muy a gusto con su libertad, conociéndose así misma, pero es algo que no ha perdido en su nueva relación, en la que ambos disfrutan de viajar.

Eduardo Santillán, psiquiatra experto en parejas, comenta que el amor en la segunda y tercera edad es el mejor, mucho más real.

Otros casos comunes del amor adulto son los reencuentros amorosos. José y Vanessa se conocieron hace 33 años en el malecón de Salinas (Santa Elena); quedaron en verse en la fiesta del Yatch Club, pero ella nunca apareció.

La volvió a ver años después casada y con hijos. Él también siguió con su vida. Cuando ambos se divorciaron tuvieron varios encuentros casuales hasta que él decidió por fin intentar algo. “Invité a un grupo de personas a mi casa, yo veía a esa mujer que me había gustado toda la vida (...) me dije esta es mi oportunidad y yo la conquisto”. Gracias a los mensajes de WhatsApp comenzó una relación que ya tiene un par de años, unida “por el amor y temas que nos son comunes”, explica José, que nunca pensó que se enamoraría a los 50 años.

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Por una situación similar atravesó Sergio, quien fue novio de Katherine en su juventud, duraron 5 años, y luego la vida los llevó por diferentes caminos, en los que cada uno construyó una familia.

Sergio considera que las personas deberían dejar que el amor aflore en ellas. Él ahora vive en Lima con su esposa Katherine. (I)

Nos volvimos a ver a los 23 años, ya que ella vivió fuera del país por 12 años (...) ambos estábamos solos y surgió la magia porque fue como una luz que encendió esa llama interior”.Sergio