Por Gourman

Tienen el mérito de haber sido pioneros en generar un tipo de restaurante urbano de despreocupado acento, en el que se respira informalidad sin que ello signifique despreocupación por los detalles. No tienen una carta sofisticada, sino más bien sencilla y relajada, pero no simple, con buenas combinaciones de insumos e ingredientes.

He ido un sinnúmero de veces, saliendo siempre satisfecho, con excepción de la penúltima vez en que la relación precio calidad de una hamburguesa me decepcionó. Así que aprovechando el estreno de su nueva carta –ya que el sitio siempre ha sido de mi agrado–, volví con un espíritu más crítico.

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Lo primero que revisé sin dudarlo fue la hamburguesa, cuyo precio había sido reducido 25%. ¡Bien! Luego probé algunos nuevos platos, y otros clásicos del lugar. Y a decir verdad, la cena fue satisfactoria. Una buena experiencia.

Como bebida inicial probamos las limonadas de coco y de pepino. La primera con leche y extracto de coco como base, con un toque de acidez. La segunda, una limonada típica, con trozos y gotas de extracto de pepino, cuyo retrogusto perduraba. Excelentes aperitivos de afortunada combinación.

Comenzamos con un cebiche chino. Buena adaptación oriental del cebiche. Ingredientes predecibles pero difíciles de balancear y equilibrar para lograr la armonía que Gourmet Market ofrece en esta creación, con limón, probablemente naranja y aceite de sésamo mezclados con vinagre y una pizca de azúcar morena como base, mojando trozos de pescado encurtido con fideos crocantes de arroz y zanahoria rayada encurtida, con maní entero. Un plato que merece ser probado.

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La ensalada de queso de cabra con champiñones ahumados, peras al vino y aderezo de almendras estuvo bien. Sonaba mejor.

Los ravioli de ossobuco al pesto gustaron a todos en la mesa, sin embargo, no impactaron como los torteloni de asado negro salteados con brócoli, tomate chery y espárragos, sobre jugo de carne y vino tinto. El trato de la carne del torteloni era excelente. Se deshacía en la boca, exaltando la salsa el sabor del plato.

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Vino luego la costilla de cerdo asian style. Muy “carnosa”, y suave producto de una cocción lenta, a pesar de no ser de un animal lechal. Estaba aderezada con una salsa con tonos de teriyaki, reducciones rojas y almíbares. Un muy buen plato, acompañado de papas fritas gruesas rústicas, como las prefiero.

Por último arribó el estofado de cordero, de 36 horas de cocción, lo cual se confirma al meterle el tenedor al primer bocado. Se podría cortar sin cuchillo, y las cebollas rojas y verduras con los que se cocinó aportaban buen sabor a este guiso, el cual mejoraría aún más si su caldo o base fuera un poco más concentrado.

Un queso brie crocante con peras al vino es para mí el mejor postre de Gourmet Market, ubicado en el centro comercial Plaza Navonna, una buena elección con precios razonables. (O)