Todo es posible en las calles de Guayaquil. En un instante usted se transforma en una graciosa caricatura. Puede ocurrir en centros comerciales, hoteles, locales de eventos, también en las escalinatas del cerro Santa Ana o en el malecón de Salinas. Sucede por obra y gracia de Pedro Alejandro Reyes, de 55 años y oriundo de Santa Elena, pero radicado en Guayaquil desde niño.

En esos sitios, él arma su taller ambulante con un letrero que montado en su caballete pregona: Caricaturas al momento. Y es que en dos minutos Pedro Alejandro, armado de su lápiz carboncillo y un borrador, realiza una caricatura a cambio de cinco dólares.

Les cuento que cada vez es más rápido. Cinco años atrás, la última vez que conversamos, Alejandro realizaba una caricatura en cinco minutos a cambio de diez dólares.

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Es porque los años permiten que tú adquieras esa experiencia –explica–. Lo primero que el cliente te pregunta es: ¿Cuántos minutos te demoras? Si tú le dices media hora, se te va.

Nació con talento. En su escuela ganaba todos los premios de dibujo y era el encargado de ilustrar el periódico mural.

Cuenta que en el colegio Vicente Rocafuerte su profesor de dibujo artístico, el pintor Theo Constante, le preguntaba: ¿Qué haces tú aquí? Yo le decía: Quiero aprender, y él me pedía: Más bien ayúdame con los alumnos, tú no necesitas clases de dibujo, sostiene.

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Estudió arquitectura y en 1973 se matriculó en la Escuela de Bellas Artes. Asistió –por las noches– por dos años porque quería pintar al óleo y lo que aprendió fue escultura con el maestro Evelio Tandazo. Después continuó haciendo obras artísticas en plumillas, acuarelas, pintando en acrílico y al óleo.

Todo empezó a cambiar en 1988 cuando viajó a Italia representando a Ecuador en una exposición de artes plásticas en homenaje al centenario de Juan Bosco. Entonces ya medio dominaba la caricatura, era cuando se tardaba media hora y sus clientes más impacientes se iban y no le pagaban.

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Estando en Europa, frecuentó la Pizza Navona en Roma (Italia) y la Plaza Montmartre en París (Francia), en ambos sitios el arte de los caricaturistas es una atracción turística. Todos los días iba a verlos trabajar y en las noches practicaba. Así aprendí de verdad el arte de la caricatura, afirma.

Reconoce que en esos sitios adquirió su actual destreza y rapidez. En aquellos años en Roma, los artistas por una caricatura cobraban 50 dólares y en París, $ 70. “Estoy perdiendo plata aquí –dice en son de broma– Cobro apenas 5 dólares porque la gente no tiene o no paga más”, asevera.

En sus inicios, Reyes como caricaturista empezó trabajando a cielo abierto. Todos los días acudía con su caballete y materiales al parque Seminario y Malecón Simón Bolívar. Ahora prefiere los centros comerciales, el Centro de Convenciones y el hotel Hilton Colón.

Todos los viernes, de 20:00 a 02:00, se ubica en la escalinata 18 del cerro Santa Ana donde dibuja a bohemios y turistas. Como es nativo de la provincia de Santa Elena, todos los fines de semana y durante la temporada playera se lo encuentra en el sector Las Palmeras del Malecón de Salinas frecuentado por turistas nacionales y extranjeros que contratan sus servicios artísticos para tener un gracioso recuerdo al carboncillo. (I)

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Más datos
Dibujos

No salir feos
Cuenta que los que se colocan frente a su caballete, antes de ser caricaturizados, le piden que no los haga tan feos.

Más fáciles
Cree que los más fáciles de dibujar son los que tienen rasgos exagerados: una nariz larga, es muy cabezón, usa bigotes, entre otros.

Complicados
En cambio, los guapos son más complicados. “Hay que atrapar en el instante un gesto cuando están enojados o se están riendo, hallar un elemento físico que los haga cómicos”, dijo.

Personajes
Realizó caricaturas de personajes públicos como los expresidentes León Febres-Cordero, Abdalá Bucaram, Rodrigo Borja; al alcalde Jaime Nebot.