Un ladrido. Un maullido. Una mirada. En cientos de casos, eso basta para enamorarse y caer rendido ante las patitas de una mascota. Recogerla, cuidarla, protegerla y luego, aunque se haya jurado que era temporal, adoptarla para toda la vida.

Este acto salva la vida de la mascota y transforma el mundo del humano que decidió abrir su corazón a un amor incondicional. Aquí compartimos algunas historias.

Bully

La Fundación Rescate Animal Ecuador recibió una denuncia a través de su página en la red social Facebook, el 1 de febrero del 2016: Un perro en muy malas condiciones estaba acostado en un parterre de la avenida Francisco de Orellana, en el norte de Guayaquil.

Publicidad

Fueron a buscarlo y lo llevaron a una veterinaria. El diagnóstico médico fue: Cachorro de cinco meses con desnutrición avanzada, fracturas en el maxilar superior e inferior, problemas de piel y órganos. Presumían que había estado encadenado por largo tiempo por las laceraciones en sus patas.

Le operaron las mandíbulas y lo alimentaron por sonda por varios días. El 15 de febrero fue dado de alta y llevado a su hogar temporal hasta que se recupere completamente. Estaba nervioso y con mucho temor, comenta Estefanía Pareja, presidenta de la Fundación, pero en poco tiempo se volvió un perrito sociable y juguetón. Bully fue adoptado el 12 de mayo del 2016 y cada día se ve más fuerte y amoroso.

Mushu

Era un gatito desnutrido cuando lo encontré en la bodega de la empresa donde trabajo, comenta Jennifer Sánchez. Empecé llevándole comida, una compañera llevó a su hermana veterinaria para que lo vacune, otra le compró una caja de arena... El gatito se convirtió en la mascota de la oficina y pasaba de "falda en falda", no faltaban manos que quisieran acariciarlo.

Publicidad

Era diciembre del 2015 y debido a las festividades la oficina iba a permanecer cerrada por varios días. Esta situación preocupó a Jennifer y decidió llevarlo a su casa, en contra de sus familiares. Dijo que sería temporal pero una vez en casa, el minino se ganó el cariño de todos.

"Debo reconocer que mi tendencia es perruna, pero el universo me regaló un gatito y hoy es mi hijo felpudo al que quiero mucho", comenta Jennifer sobre Mushu.

Publicidad

Lucky

Era una bola de pelos buscando comida en la basura cuando Estefanía Andrade lo vio en una esquina del norte de Quito. Junto a sus tíos, que la acompañaban en ese momento, decidieron llevarlo a casa. Olía muy mal y se quedó todo el tiempo en una esquina. Comió mucho, recuerda. Al día siguiente lo llevaron a un veterinario para que le hagan exámenes completos y le den un buen baño. Horas después regresaron y el perro tímido había desaparecido. Encontraron a un french poodle amoroso y emocionado de ver a sus rescatistas.

Probablemente había pasado un año en las calles, estimó el veterinario, pero la suerte de este perrito cambió cuando encontró a Estefanía, un periodista guayaquileña residente en la capital. De ahí viene su nombre, Lucky (Suertudo), pues ahora tiene casa, comida, ropa y a menudo viaja a distintas ciudades del país.

"Al principio pensé en cuidarlo y luego darlo en adopción, porque creí que por mi trabajo no podía hacerme cargo, pero me encariñé con él y ahora es parte de mi familia", comenta Estefanía, quien está superando uno de los riesgos y temores más recurrentes al adoptar mascotas. En ocasiones Lucky ha mostrado conducta agresiva, quería escapar de la casa y se desesperaba cada vez que su dueña tenía que salir. Esto no fue motivo para rendirse. Lo llevaron con un entrenador canino, quien cree que el perrito fue maltratado en el pasado y por eso le ha costado adaptarse a su nueva vida, y cada día su comportamiento mejora.

Rita De Casia

Cecilia Onofre y su familia se declaran amantes de los gatos. Tienen tres gatitas rescatadas en su casa y nueve 'ahijaditas' en el barrio. Se refiere a gatitas que aunque no viven bajo su techo, llegan a su casa en busca de alimentos y cuidados. Estas allegadas han sido esterilizadas y vacunadas, pero la historia que más resalta es la de Rita de Casia.

Publicidad

Ella nació el 22 de noviembre, el día de Santa Rita de Casia, en un botadero de basura de Guayaquil. Cecilia lo sabe porque estuvo pendiente de la mamá de Rita, a quien alimentaba e intentaba proteger aunque esta no permitía acercamientos.

Con tristeza observó cómo los gatitos de esa camada fueron muriendo y quedaba la mamá y la sobreviviente, Rita. La acogieron, la cuidaron, esterilizaron y hoy es una tierna gatita.

Sismo

Lo encontró en redes sociales. Era una víctima más del terremoto del 16 de abril del 2016 en Manabí. Raquel Rivero vio la foto de un perrito en la página de Facebook de una organización de rescate animal, consultó con su familia y decidieron inscribirse como hogar temporal para mascotas rescatadas.

Así llegó a Guayaquil un perrito con una fractura en una de sus patas, golpes, laceraciones y displasia de cadera. La fundación se encargó de los gastos y la familia de los cuidados.

Decidieron llamarlo 'Sismo' y el hogar temporal se transformó en permanente. Tiene año y medio, aproximadamente, es travieso y le encantan los peluches.

Bartolomé

Tenía un mes de nacido cuando Ángel Paladines lo encontró junto a la llanta de su vehículo, una noche de lluvia de julio del 2014. El gatito estaba llorando, mojado y lleno de grasa. Un guardia del sector, noroeste de Guayaquil, dijo que unas personas habían botado a varios mininos en el lugar y que algunos habían sido atropellados.

Ángel no fue indiferente. Era un sábado en la noche, recuerda, así que buscó un lugar donde comprar alimento, lo llevó a su casa, lo bañó, lo alimentó y trató de abrigarlo y calmarlo hasta el día siguiente. El domingo lo llevó al veterinario y desde entonces ha seguido todas sus recomendaciones.

Bartolomé es ahora un gato sano y consentido. Tiene cama, ropa, disfraces, una torre y muchas fotos. Incluso su dueño le creó una cuenta en la red social Instagram. Ángel comenta que antes de encontrar a su mascota, él estaba pensando comprar un gato, pero que ahora comprende que eso no es necesario. "Adoptar ha sido maravilloso. Bartolomé es muy cariñoso y no lo cambiaría".

Sofi

Sofi fue rescatada por el grupo GIVA (Grupo Independiente de Voluntarios Animalistas) el 31 de julio del 2015, cuando tenía unos 2 años de edad. Tenía dueño pero este la mantenía en la vereda de su casa porque las enfermedades de la perrita molestaban a los familiares y no tenían recursos económicos para atenderla, detalla María Gracia González, presidenta de la organización.

Había sido atropellada en sus primeros meses de vida y jamás había recibido el tratamiento necesario, cojeaba, estaba desnutrida y olía mal. El grupo de voluntarios asumió su cuidado y al poco tiempo su salud y apariencia mejoró. Sin embargo, debido a la falta de cuidados en el momento oportuno, Sofi mantiene una displasia de cadera y necesita terapias de rehabilitación.

María Gracia comenta que la perrita se ha ganado el cariño de todos en la organización y pese a su discapacidad, es una mascota muy activa que gusta de saltar y correr. Vive en un refugio/hospedaje temporal y está buscando una familia que desee adoptarla.

¿Cómo actuar si desea rescatar a una mascota de la calle?

El acercamiento debe ser lento y con comida que llame su atención (atún, carne, lata de comida húmeda para perro o gato), recomienda María Gracia González, líder de la organización GIVA Voluntarios. No se debe mirar directamente a los ojos y en caso de que el perrito o gatito se acerque para oler la comida, no hacer movimientos repentinos y dejar que nos olfatee, añade. Si muestra comportamientos agresivos, es preferible acudir al rescate entre varias personas para colocar un bozal.

Lea también: ¿Cómo y dónde adoptar una mascota en Guayaquil?

Después del primer acercamiento, María Gracia insiste en llevar a la mascota inmediatamente a un veterinario y pedir exámenes que descarten enfermedades contagiosas como moquillo y parvovirus. Si los resultados son positivos, se debe iniciar el tratamiento de inmediato y mantener a la mascota en aislamiento; de ser negativo, se pueden continuar otros procedimientos para mejorar la salud del perrito o gatito. 

Rescatar mascotas no solo cambia y transforma la vida del animal y su dueño, sino que también influye en la dinámica de la ciudad. De acuerdo con la Fundación Rescate Animal, una pareja de gatos no esterilizados puede tener 16 crías cada año y una pareja canina puede llegar a 12 crías. Si estas crías y su descendencia continúan su reproducción sin ningún control, la cifra de mininos sin hogar puede llegar a 512 en tres años y de canes en abandono a 376 en el mismo tiempo. De esta manera se suman miles de mascotas sin hogar, seres en busca un humano con quien compartir su amor incondicional. (I)