Por diez años no se dirigieron la palabra, pero la relación mejoró entre madre e hija, Debbie Reynolds y Carrie Fisher. “Ella no me habló durante diez años. Eso fue lo más difícil de todo. Muy doloroso, me rompió el corazón”, mencionó Reynolds a la revista People.

Reynolds falleció el miércoles y su hija el martes.

En el 2011, ambas conversaron en el programa de televisión Oprah Winfrey sobre los problemas que las mantuvo alejadas por algún tiempo.

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La actriz que participó en Cantando bajo la lluvia indicó que la relación conflictiva se dio por varios motivos, entre ellos, los problemas mentales y la adicción al alcohol y a las drogas que tenía su hija. Además reconoció que la vida ajetreadra de famosa, cuando Carrie era niña, también influyó en la mala relación.

“Ser mi hija fue difícil para Carrie porque en la escuela el profesor la llamaba Debbie. Pero supongo que no estaba tan mal porque ahora yo soy la madre de la princesa Leia en cualquier sitio al que voy”, dijo Reynolds, quien estuvo casada con el cantante Eddie Fisher.

La princesa Leia también explicó lo que ocurrió con su madre durante la entrevista. “Tuvimos una relación volátil cuando tenía 20 años. No quería estar a su lado. Yo no quería ser la hija de Debbie Reynolds”, confesó.

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Cuando el segundo esposo de Debbie, el magnate de los zapatos, Harry Karl, las dejó en bancarrota, también fue otra de las causas que hizo que atravesaran altibajos en la relación, dijo Fisher.

Reynolds tuvo tres matrimonios y una vez dijo durante una entrevista que tenía más suerte eligiendo restaurantes que hombres. El primero fue el padre de Carrie, el segundo con Karl y el tercero con el empresario Richard Hamlett en 1985, pero terminó en divorcio en 1996.

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Bright Lights: Starring Carrie Fisher and Debbie Reynolds, el documental sobre su relación con su hija, fue premiado este año en el festival de Cannes y debería ser emitido por HBO en marzo. (E)