Las melodías que salían de un bajo electroacústico rápidamente llegaron a cada rincón del Teatro Sánchez Aguilar. De entre los telones emergía una figura que por la oscuridad no se lograba identificar. De pronto las luces se encendieron y al mismo tiempo los gritos del público. ¿La razón?, David Harutyunyan. El armenio era quien tocaba el instrumento.

Su participación duró varios minutos, luego entregó el bajo y tomó la batuta del concierto que la Orquesta Sinfónica de Guayaquil (OSG) y la banda de rock quiteña Anima Inside ofrecieron el pasado martes.

El show, con el que la OSG cerró su temporada 2016, significó también la última presentación de la agrupación junto a su titular, que tras quince años dejará sus funciones este fin de mes.

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Otro de los momentos que causó efervescencia en el público fue cuando el pianista guayaquileño Juan Carlos Escudero realizó una presentación en solitario. Con un Keytar. Mientras él tocaba, Harutyunyan miraba fijamente los movimientos que el músico hacía con su teclado manual.

Temas como We Are The Champions, de Queen; It’s My Life, de Bon Jovi, entre otros temas del rock universal, fueron ejecutados por la OSG y Anima Inside.

Mientras adentro, en una sala totalmente copada, se oía un repertorio cargado de la fuerza y energía de los más de 50 músicos en escena, afuera había quienes aún intentaban ingresar al espectáculo que empezó a las 21:00, aunque estaba programado para las 20:30.

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Incluso funcionarios del Ministerio de Cultura y Patrimonio, entre ellos el director Cultural de Guayaquil, Esteban Delgado y Patricio Jaramillo, director del MAAC y sucesor de Harutyunyan en la OSG, se quedaron fuera. Luego de varios intentos lograron ingresar, indicando entre risas que ellos también debían apegarse a la democracia.

Al menos 150 personas se quedaron sin ver el concierto, mencionó antes de este en el escenario el director artístico del Teatro Sánchez Aguilar, Ramón Barranco. (I)