Con la certidumbre de que el país que no tenga leyendas está condenado a morir de frío y que el pueblo que carezca de mitos, está ya muerto, el historiador Franklin Barriga López ha realizado un recorrido describiendo estos dos fundamentales aspectos del comienzo de lo que hoy es el Ecuador.

Hay mucho que contar de los inicios y de la vida misma de nuestro país. Cada pueblo, cada rincón de la república tiene su propia identidad. Y de eso habla Barriga López. Pone como ejemplo a Guayas y Kil. “En los territorios donde se asienta Guayaquil, abundan mitos y leyendas que, felizmente, han sido recogidas, con paciencia benedictina y amor terruño... por historiadores y costumbristas que han contribuido notablemente a la identidad de esa urbe que tiene grandes atributos de diversa índole”, señala.

Explica que José Gabriel Pino Roca, en su libro Leyendas, tradiciones y páginas de historia de Guayaquil escribió La Leyenda de El indio Guayas y la india Kil... una narración que se escuchaba de boca en boca... desde lejano antaño, en los hogares guayaquileños, asociándole al nombre de Guayaquil”.

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Barriga López dice estar complacido con la recepción que ha tenido su obra, publicada el mes anterior, en conjunto entre la Academia de Historia del Ecuador, de la que es su subdirector, y la Casa de la Cultura Ecuatoriana. “He estado dedicado toda mi vida a estudiar la identidad ecuatoriana en sus diversos aspectos... de todo esto viene el referir a ser ecuatorianos y la proyección de lo que realmente somos”, señala Barriga López, quien ha ganado muchos reconocimientos y ha sido, por dos ocasiones, parte del Jurado del Concurso Ismael Pérez Pazmiño.

El historiador considera que en este último tiempo ha habido un auge de los temas relacionados con la interculturalidad, pero “falta la debida sistematización en la que hay solamente chispazos; además, falta conciencia histórica en nuestro país, especialmente, en la juventud, de allí que debe intensificarse este tipo de estudios capaz de que se encuentre en la historia el gran referente para el progreso, ya que, como es conocido, los pueblos que desconocen su historia están condenados a repetirla; esa labor corresponde, en especial, a las instituciones de educación pública; en este aspecto, la Academia Nacional de Historia cumple una labor amplia, dinámica y eficiente”, afirma.

En su libro, Barriga López cuenta en 223 temas muchas de las leyendas y mitos ecuatorianos y los resume en un texto de 228 páginas impreso en la Editorial Pedro Jorge Vera, de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión.

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Esas leyendas y mitos, asegura, “han perdurado a lo largo de los siglos a través de la versión oral de los abuelos, de generación en generación; por eso no han muerto y viven en la conciencia colectiva, afianzando los orígenes, como esas vertientes cristalinas que brotan del interior de las montañas...”.

Entre las leyendas y los mitos, habla sobre los orígenes del Reino de Quito y del Imperio de los incas, el Carán, Shyri o Señor de Todos, el pájaro en forma de sol, el Camino del Llanto, Posorja o Espuma de Mar, las islas Encantadas, la cosmovisión de los colorados o tsáchilas, Guayas y Kil, Mandinga se lleva a la mejor bailarina de marimba, el Taita Imbabura y sus amoríos, Quilotoa, la laguna de Yambo, el Árbol del paraíso en Latacunga, el oro en Llanganati, Los buscadores de tesoros y el antimonio, El secreto del descabezado de Riobamba, el Quito colonial y sus leyendas, la Amazonía, el Origen de las plantas y la cerámica, La fiesta de la tzantza, De cómo el pueblo Shuar no se extinguió, el nacimiento del achiote, el reino de las Amazonas, entre otros.

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Magaly Vanegas Coveña, al comentar la obra, señala que “entre los grandes aportes de Franklin Barriga López a la cultura, se debe mencionar su libro Leyendas y mitos ecuatorianos, donde se desliza esa pluma erudita y magistral...; rescata el alma nacional de su país, mediante historias tejidas, generalmente en la oralidad, desde lejanos tiempos, para que no desaparezcan en la noche del recuerdo”.

Agrega que el texto “representa aporte luminoso al patrimonio intangible de nuestra nación, como lo fue para Centroamérica esa obra, igualmente magnífica, de título: Leyendas de Guatemala, escrita por Miguel Ángel Asturias, premio nobel de literatura”. (I)

Los pueblos que desconocen su historia están condenados a repetirla; esa labor corresponde, en especial, a las instituciones de educación pública”.Franklin Barriga López, Escritor