José Valdivieso es el director de la Orquesta de Cámara del Museo Municipal.

Los sonidos envolventes del violín, del violoncelo, de la viola y del contrabajo –en conjunto– tienen la hermosa habilidad de evocar las sensaciones del invierno, la primavera, el verano y el otoño, en los cuatro conciertos para cuerdas denominado Las cuatro estaciones, compuestos por el italiano Antonio Vivaldi.

José Valdivieso siente una especial admiración por esa pieza que resulta un ejemplo del arte que transmite una orquesta de cámara, nombrada así al grupo de músicos que desde el siglo XVII desarrollaban conciertos en los salones de los palacios. “Eran las orquestas que tocaban para los reyes, para los duques”, dice Valdivieso, quien también es graduado de abogado.

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Tal admiración provocó que nombrara como Antonio Vivaldi a la orquesta de cuerdas que creó en octubre de 1986 en el colegio Charles Darwin, de Guayaquil, y que en noviembre de 1992 se convirtió en la Orquesta de Cámara del Museo Municipal de esta ciudad. “El alcalde León Febres-Cordero nos nombró la orquesta de cámara que representa a la ciudad”, dice sobre ese conjunto de 6 primeros violines, 5 segundos violines, 3 violoncelos, 4 violas y un contrabajo.

Violines para los pequeños
A los 14 años, Valdivieso ingresó a estudiar violín en el conservatorio Antonio Neumane. Pero se retiró porque no podía tocar aquellos violines tan grandes, ya que esa entidad no contaba con instrumentos para niños.

Finalmente, estudió el oboe, y entre 1974 y 1985 fue parte de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil. También observó que aquel problema que él sufrió de niño, al no contar con un violín para su temprana edad, se repetía en los pequeños alumnos. Así que adquirió 156 violines de diversos tamaños que alquilaba a los estudiantes. “Creo que casi todos los violinistas de la Orquesta Sinfónica aprendieron a tocar en uno de mis instrumentos”.

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Pero su mayor aporte radica en mantener durante 30 años una orquesta de cuerdas que semanalmente lleva música clásica y contemporánea a los guayaquileños. “Tenemos más de 300 partituras, con música de Mozart. Bach, Vivaldi, Händel, Corelli, Mendelson y más compositores. Además de música nacional”.

“La orquesta de cámara permite a los ciudadanos un contacto permanente con la música más hermosa”, indica. “Ese es nuestro gran aporte a Guayaquil”.

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Su entrega es también con los músicos de la ciudad. Andrea Vargas ingresó a la orquesta en 1989 para tocar el violín. “Siempre ha habido mucha paciencia del abogado Valdivieso hacia los jóvenes, porque comprendía que recién comenzábamos, y eso nos motivaba a continuar”.

Cristy Loaiza (violoncelo) suma más de 15 años en el grupo. “El abogado Valdivieso ha ayudado mucho a la formación de músicos y a la difusión del arte. Muchos músicos de la Orquesta Sinfónica han salido de aquí”. Ese es su legado, que ha sido una extensión de su batuta. (I)

Conciertos: Brindan dos presentaciones mensuales en el parque Seminario, el segundo y cuarto sábado de cada mes (11:00), y un tercer recital el último miércoles, en el Museo Municipal (19:00).