Hay ejemplos famosos que indican que el calzado puede jugar claramente en contra. Abebe Bikila, un atleta de Etiopía, tuvo en 1960 un inconveniente muy particular que hoy parece inimaginable. Antes de correr la final de la maratón olímpica en Roma, vio que sus zapatillas estaban demasiado gastadas. ¿Qué hizo? Como no encontró ningún buen calzado de reemplazo en la capital italiana, decidió correr descalzo, como solía hacerlo en su país. Ganó la medalla de oro y marcó un tiempo récord.

Varios estudios indican que uno puede correr más rápido si está descalzo, aunque está claro que en la actualidad el calzado de los atletas es muy liviano y anatómico. De hecho, están diseñados como si fuesen una extensión natural del pie. Pero eso no es siempre así. Los zapatos que usamos todos los días no suelen estar tan bien diseñados.

Mucha gente tiene problemas en el arco, pie plano u otros inconvenientes y eso es algo que tiene que ver con que nosotros, a diferencia de nuestros antepasados, que andaban descalzos sobre suelos blandos, caminamos constantemente con zapatos y sobre cemento. Como primera medida, muchos ortopedas recomiendan descalzarse con más frecuencia.

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Desde el punto de vista evolutivo, gran parte de la sociedad comenzó a calzarse hace apenas unos siglos. Eso hace que varios músculos no sean utilizados como antes y que su debilidad refracte en una mala postura.

En la edad infantil, es importante cuidar que los zapatos no aprieten. A los niños los pies les crecen muy rápido, y por eso es fundamental fijarse que los tendones y los músculos no estén sometidos a presiones desmedidas. Caminar descalzo ayuda a evitar esos problemas y, además, a usar bien los dedos de los pies.

En las personas adultas caminar descalzo tiene otra función: ayuda a entrenar la zona del arco, a fortalecer el tendón de Aquiles y a descargar tensiones de la espalda. Hay quienes dicen, además, que estar descalzo estimula las plantas de los pies y, a través de ellas y sus puntos reflexológicos, determinados órganos.

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Y es que caminar descalzo no solo se recomienda por cuestiones médicas u ortopédicas, sino también por el simple hecho de estar en contacto directo con la naturaleza.

Por supuesto, hay que hacer todo en la medida justa. Si usted lleva tiempo sin caminar descalzo, no exagere. Puede comenzar caminando en medias por su casa. Tampoco se recomienda que lo haga si padece determinadas enfermedades como la diabetes.

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Una buena alternativa para no lastimarse es optar por los calzados de cinco dedos y suela flexible, que pueden generar un efecto muy positivo en la sensación general, siempre y cuando no sufra de artrosis o fallas posturales. (I)