El tejido tradicional del sombrero de paja toquilla fue declarado por la Unesco hace cuatro años como Patrimonio Cultural de la Humanidad, y aunque esto difundió una tradición que se realiza en menor cantidad en Azuay, las tejedoras refieren que aquello no ayudó a mejorar sus economías.
Elsa Barbecho, tejedora de sombreros, dijo que los ecuatorianos, especialmente los azuayos, no usan este artículo y que sus clientes son turistas de la costa o de otros países, por eso ahora teje vestidos para muñecas con trajes tradicionales.
“Aunque aún no tiene mucha aceptación, estos artículos se venden más y se pueden ejecutar en menor tiempo, lo que permite mayores ingresos económicos”, aseguró Barbecho, quien expone su trabajo cada fin de semana en la feria artesanal de la Prefectura.
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Por esa razón quienes prefirieron enseñar el tejido, para que esta tradición se mantenga, incluyen en sus clases el tejido de un tipo de sombrero con diseños menos complicados como el tradicional y la elaboración de varios artículos, principalmente de decoración.
Anita Campo, instructora del Museo del Sombrero, dijo que en la entidad se planifican talleres que duran dos meses.
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El pasado viernes, por ejemplo, demostró con sus alumnas cómo se hacen adornos navideños, en el parque Calderón, durante la Feria del Sombrero de Paja Toquilla, organizada por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural y la Mesa Territorial de Toquilla, Regional 6.
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Valeria Dubé, jubilada canadiense que reside desde hace dos años en Cuenca, tejió su propio sombrero de paja toquilla, pero con diseños “modernos”. Me gusta aprender todas las tradiciones ecuatorianas y cuencanas para conectarme con mi nuevo país”, dijo. (I)