“Me llamo Juan y hace muchos años que no tenía un problema tan grande con Maribel, sucedió el sábado pasado cuando no llegué a casa, me quedé tomando licor con unos amigos después de hacer deporte, fue una borrachera que no estaba programada y simplemente amanecí dormido en casa de un compadre que me arrinconó en la entrada de su casa. Aunque me moría de vergüenza en la mañana cuando me desperté y vi a sus hijos y a su mujer que me decían que me debía ir a mi casa y me ofrecían un café caliente para despertarme, claro yo con un chuchaqui terrible y una apariencia de pordiosero, simplemente me levanté y me fui rápidamente a casa, sin saber que Maribel me estaba llamado al celular que estaba descargado, tampoco mi compadre le contestaba y como ella no tenía como salir de casa para no dejar solo a mi hijo que tiene dos meses de nacido, se pasó por su mente cualquier historia, desde que me habían matado, estaba atropellado en algún hospital o lo peor, que estaba en otra casa, con otra mujer y me había ido definitivamente sin avisarle.

Por supuesto esto no pasa todas las semanas, pero sí sucede muy seguido que discutimos y hasta me ha amenazado con irse a la casa de su mamá si es que yo sigo frecuentando a mis amigos, emborrachándome y teniendo mi vida, como cuando estaba soltero, y que no estoy dispuesto a dejar así nomás. Tenemos dos hijos, el mayor ya tiene tres añitos se llama Michael y es mi adoración, por lo que mi familia es importante para mí. Yo trabajo muy duro como distribuidor de materiales de construcción, por lo que por lo menos los fines de semana quiero distraerme un poco, claro que la quiero a mi esposa, estoy enamorado de ella, es una morenita linda, pero se maneja un genio de a perros, no me escucha y sinceramente cuando discutimos mucho solo me dan ganas de salir de mi casa y no volver, pero regreso porque la quiero, extraño a mis hijos y para mi la familia es muy importante, probablemente porque de niño no tuve una familia, solo me crié con una tía y no conocí a mi padre.

Reconozco que hay cosas que debo cambiar, pero ella también debe entenderme, creo que estoy como en un callejón sin salida, porque me gusta lo que hago con mis amigos y también quiero estar con mi familia, pero al momento del festejo y las bromas de los panas, me voy de largo con la botella y no me detengo, me hace falta este ambiente los fines de semana para seguir esforzándome en el trabajo”.

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¿Qué debo hacer para que ella no me deje?
Amigo Juan, definitivamente hay una serie de hechos que no solo te pasan a ti, es un problema que se repite con mucha gente.

Acá quiero darte algunos consejos que te podrán servir, pero todo depende de ti y de la forma como lo converses luego con tu esposa, porque intuyo que los dos se aman, pero que estas diferencias están matando su matrimonio y su familia.

Hay una enfermedad que se llama alcoholismo y me parece que estás a punto de caer en ella, no solo se es alcohólico cuando se está internado en un hospital por las consecuencias del consumo, sino además cuando existe dependencia de ingerir alcohol y de frecuentar necesariamente ciertos lugares que incitan a su consumo. Por lo que he leído en tu carta, la necesidad de estar todos los fines de semana con tus amigos, independiente de si te emborrachas o no, y de consumir muchas botellas de cerveza o de otro licor, ya te coloca en la categoría de alcohólico, aunque suene duro y no lo quieras escuchar de esta forma. Si deseas realmente reconciliarte con tu esposa y cultivar una vida feliz y en paz deben estar los dos decididos a cambiar ciertos hábitos y formas de actuar.

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Definitivamente, Maribel no puede cambiarte solo por el hecho de amenazarte con dejarte e irse a casa de su madre, ella también debe pensar en su vida familiar y tratar de sacarte del cuadro que mantienes, a pesar de tus borracheras, pero no lo va a conseguir sola, necesita de tu decisión. Recuerda que ambos decidieron libremente tener una familia, ya tienen dos hijos, que tu adoras y a quienes aspiras a darles un buen hogar; ellos merecen buenos ejemplos y tú mismo deseas darles una familia que no pase por lo que tu pasaste, sin tener padre y sin contar con quien les escuche cuando sean grandes y te necesiten.

Sin lugar a dudas, debes dar el primer paso de tu recuperación y conocer mejor quienes son tus amigos, si te convienen o no te convienen y si acaso lo que haces el sábado lo haces por darte un espacio o porque es una necesidad. Lo último te convierte en un alcohólico y frente a la enfermedad debes buscar ayuda. Te aconsejo hablar personalmente con alguien de confianza en tu trabajo, busca al departamento médico o de recursos humanos, ellos además de aconsejarte, te guiarán profesionalmente. No puedes cambiar las cosas por ti mismo, acepta que necesitas ayuda y verás que todo cambiará a tu alrededor. Los médicos que hacen un diagnóstico por alcoholismo son muy discretos y te orientarán.

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Por último, recuerda que todos tenemos derecho a tener una familia, tanto los niños como los adultos y seguramente tu anhelas gozar de la tuya, en condiciones estables, sanas y coherentes con lo que quieres para tus hijos. Eso necesita de un plan, por ahora creo que no estás en capacidad de hacerlo solo, busca ayuda, habla con ella, dile que no te gusta lo que te está pasando y que te ayude en este plan de curarte para quererse mejor, a través del buen diálogo, sin insultos ni amenazas, en donde solo prevalece la intención de amarse y de tener una familia para amar y sentirse amado. (O)