Msc. Rafael Montalván Barrera

Con la reciente concesión del Premio Nobel de Literatura al cantautor estadounidense Bob Dylan, se hizo evidente la devaluación de este galardón que antes lo merecieron grandes cifras como Camus, Tagore, Hesse, Böll, Russell,… Antes era más difícil su selección por la presencia de altos exponentes de la poesía (Neruda, Paz,…), del cuento (Kipling, García Márquez,…), de la novela (Faulkner, Saramago,…), del teatro (Beckett, G.B. Shaw),… Al parecer, este año, los académicos no quisieron dejarlo desierto, como sí lo hicieron en 1935, pese a que en esa oportunidad estaban nominados nombres inmensos como Chesterton y Miguel de Unamuno.

Pero Bob Dylan es mucho más grande que ellos.

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Más que Simón Díaz, Lisandro Meza, Pablo Milanés, Joaquín Sabina, Roberto Gómez Bolaños,…, poetas y creadores populares, algunos de ellos con carácter de héroes universales.

Por eso estoy escribiendo a Suecia para proponer que el próximo año la distinción sea conferida a Lionel Messi, por ser el poeta del gol, autor de innumerables murales líricos en canchas del planeta: sus goles son verdaderas piezas épicas que nacen de un juego prodigioso de sus piernas mágicas. Y con la bendición del papa Francisco, nadie podrá negarles a los argentinos el Premio Nobel de Literatura, que además sería como vengar a Cortázar o Borges que no lo recibieron porque, al parecer, para los académicos suecos nunca estuvieron a la altura de Bob Dylan. (O)