Las puertas del Bataclan abrieron este sábado después de un año de reformas tras el sangriento atentado del 13 de noviembre de 2015, un momento de profunda emoción para uno de los supervivientes, que con el concierto de Sting espera "retomar su vida como era antes".

Aurélien, un sobreviviente de los ataques que dejaron 90 muertos durante el concierto del grupo estadounidense Eagles of Death Metal, se sintió muy conmocionado antes de entrar en la sala, que tras el atentado estuvo cerrada un año para su reconstrucción.

"Es la primera vez en un año que voy a un lugar público. No fui al cine, ni a un concierto. Hacía que me llevaran las compras a domicilio, me quedé todo el tiempo en mi casa", contó este treinteañero, que prefirió no dar sus apellido.

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"Esta noche retomo mi vida como era antes. Es un deber, es una obligación estar ahí porque hay 90 personas que ya no pueden venir", agregó muy emocionado, con las manos temblorosas.

Delante de la sala de conciertos, convertida en un lugar de peregrinaje, velas, flores y mensajes recordaban a las víctimas de los yihadistas que sembraron la muerte en el concierto, a tiros de Kalashnikov y también usando cinturones explosivos.

Muchos espectadores llegaron con flores. El millar de entradas que salieron a la venta el martes se agotaron en menos de media hora. Las últimas se repartieron el viernes.

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Sting, que dio en el Bataclan un concierto memorable con The Police el 23 de abril de 1979, había prometido "honrar la memoria de los que murieron" y cuando comenzó el concierto pidió un minuto de silencio por los fallecidos.

"Esta noche, tenemos que conciliar dos deberes: primero recordar a quienes perdieron la vida en el ataque y también celebrar la vida, la música, en este lugar histórico", dijo el músico en francés antes del inicio del homenaje.

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Sting, "es un músico comprometido, quizás igual hubiéramos venido si hubiera sido alguien más, pero que sea él le da algo adicional", dijo Marc Brevet, 54 años.

Claire Veyssière, de 48 años, llegó cerca de dos horas antes del inicio del concierto, a las 20H00 GMT y que está previsto que dure una hora.

"Está bien que el Bataclan haya sido reconstruido igual, no hay motivo para que eso cambie", señaló. "Vinimos por el simbolismo, por Sting, por este homenaje a la vida y porque somos parisinos y por el homenaje a todas las víctimas", agregó.

Pero muchos expresaron también nerviosismo.

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"No estamos completamente serenas", confesó Josée Nuyet, de 50 años, que acudió al concierto con una amiga. "Para las víctimas va a ser más difícil que para nosotros", reflexionó, alabando que sea Sting quien lleve a cabo el desafío de reabrir la sala.

Inexorablemente entre los espectadores surgen los recuerdos de los eventos que hace un año conmocionaron al mundo.

"Es un momento muy emotivo. Yo me acuerdo que hace un año estaba viendo todo esto por televisión y ahora vuelvo a ver las flores, la gente, esto me hace saltar lágrimas", contó una asistente inglesa de unos 40 años.

A unos pasos de la multitud, Gérard, de 51 años, un superviviente del ataque, que prefiere no dar su apellido. Le hubiera gustado tener una de las 300 invitaciones para las víctimas y sus familiares, pero dice que de todas formas asistirá el domingo a la ceremonia oficial encabezada por el presidente, François Hollande, en la que se colocará una placa conmemorativa en honor a las víctimas. (I)