Belén Zapata Mora

“El arte es vivencial y aunque se tenga o no academia se puede alcanzar un buen nivel que se va mejorando conforme la práctica”, asegura la ambateña Ana Karina Valle, de 30 años, quien solo necesita papel y carboncillo para expresar ideas y sentimientos a través de los rostros que dibuja.

La artista, que se considera autodidacta, confiesa que su estilo le ayuda a entender el lenguaje no verbal de los gestos, a poder identificar cuando son falsos y reales, como por ejemplo la sonrisa de Duchenne; nombrada así en honor al médico investigador francés Guillaume Duchenne, quien decía que una sonrisa verdadera causa que los músculos alrededor de los ojos se contraigan y creen arrugas reveladoras.

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Valle posee más de 40 obras en formatos grandes, medianos y pequeños, de estos, nueve han sido vendidos.

Aunque la mayoría de su arte es a carboncillo, también usa tizas blancas, lápices de colores, lienzos, cartulinas de formato A4 y A0. Considera que dibujar es más íntimo, aunque no sea lo más atractivo.

A la ambateña le diagnosticaron el síndrome de Asperger hace 14 años mediante evaluación psiquiátrica y psicológica.

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A pesar de la condición, afirma no sentirse diferente a los demás, “es parte de mí y no puedo negarlo, hacerlo sería negarme a mí misma, pero sobre todo soy humana. Y el ser humano es diverso, aunque intentemos ignorarlo”, dijo.

El síndrome de Asperger pertenece al grupo de trastornos generalizados del desarrollo y al grupo de trastornos del espectro autista. Las personas con Asperger suelen concentrar su atención obsesivamente en un solo objeto o tema.

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La habilidad de Ana Karina es parte de su cotidianidad y obsesión, tanto así que siempre lleva en su mochila una cartulina y carboncillos cuando le da ese impulso repentino e irrefrenable que puede durar entre 30 minutos o 3 horas, según la complejidad.

Es estudiante de Medicina y Psicología de la Universidad Técnica de Ambato y también es madre de dos niñas. Al dibujo le dedica “horas huecas”, así califica a los recesos en clases y viajes en el bus.

Ana Karina también desea dar a conocer sus obras por todo el país y el mundo. “Quiero perfeccionarme cada vez más, quiero llegar al punto en que mis dibujos sean confundidos con fotos. Y, sobre todo, quiero seguir divirtiéndome mucho, porque eso es para mí dibujar”, puntualizó. (F)