Viste túnica blanca, lleva en las manos un crucifijo, una calavera humana, una Biblia y una campanilla. A su paso va recitando oraciones fúnebres y conmina a los oyentes a ponerse en oración.

El animero es un personaje tradicional , que cumple un rito de vinculación con el infinito desconocido. Su presencia es parte de la recordación del Día de los Difuntos en las comunidades de Chimborazo.

Va del templo al cementerio y recorre las calles y domicilios protegidos en la oscuridad.

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Luis Granizo, animero de Químiag, señala que este personaje es piadoso, está lleno de convicciones por lo que hace. “Sentimos profunda inclinación, respeto y cariño por aquellos que se han ido para siempre, por los muertos”, dice.

En el cantón Penipe, en la parroquia urbana Yaruquíes y en las comunidades Cubijíes, Guanando y Químiag, el animero cobra vida durante la recordación de los fieles difuntos. La Iglesia católica ha aceptado este ritual.

La tradición indica que el animero, que en vida representa a los muertos, recorre las calles y en cada esquina eleva su voz para hacer plegarias y un cántico fúnebre. Una de las frases que evoca dice: “Levanten, almas dormidas, a rezar un padrenuestro y un avemaría, por el amor de Dios”.

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En Penipe, Químiag, Cubijíes y Guanando, los animeros salen desde el 24 de octubre como novena a la celebración del día de los difuntos, mientras que en Yaruquíes lo hace a la medianoche del 1 de noviembre.

La novena del animero y el 2 de noviembre siguen siendo para muchos chimboracenses un verdadero reencuentro con los antepasados.

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Conocedores de las culturas señalan que este personaje es más antiguo que la época colonial y que incluso existen datos de que se trata de una de las celebraciones más arraigadas de la cultura Puruhá.

“Hoy que sentimos en nuestra propia carne el dolor y la tristeza de la muerte, ahora que estamos próximos a recordar la muerte de nuestros padres, hijos, familiares, etc., no podemos defraudarlos. Nos cuesta hablar, pero necesitamos hablar de la Resurrección y de la Nueva Vida, de Esperanza”, señala Carlos Romero, párroco de la quinta parroquia urbana de Riobamba - Yaruquíes.

La presencia del animero ha generado en los últimos años curiosidad de turistas que no conocen sobre esta costumbre practicada en las comunidades chimboracenses. (I)

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Procesión
El 1 de noviembre se celebrará misa y se hará una procesión hacia el cementerio de Yaruquíes. Comenzará a las 19:00 en la iglesia San Juan Bautista.

Recorridos
El animero de Penipe, Yaruquíes, Guanando, Químiag y Cubijíes lo hará a la medianoche del 1.